Luces y sombras en el mercado inmobiliario local. Si en diciembre la compraventa de viviendas –las que cambian de propietario habiendo estado inscritas con anterioridad en los registros– invirtió la tendencia nacional con un fuerte incremento frente al retroceso de la media, en el acumulado de 2013 los síntomas de la crisis se agravan más en Ceuta que en el conjunto del país. En el último mes con datos contabilizados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se cerraron en la ciudad 19 operaciones de compraventa, un 35,7 por ciento más que en el mismo periodo de 2012, en contraste con la caída del 3,6 por ciento de promedio nacional.
Las cifras, pese al balance positivo de diciembre, se invierten en el conjunto del último año. A lo largo de esos 12 meses pasaron por notaría hasta 238 escrituras de traspaso de viviendas, lo que supone un paso atrás del 17,6 por ciento respecto al ejercicio de 2012. La caída anual sólo es superada por Asturias (24,2 por ciento) y el País Vasco (18,3 por ciento). Por contra, Canarias se apunta una mejora del 13,5 por ciento y lidera los brotes verdes en el sector que un día fue clave del motor económico nacional.
De los 238 inmuebles que cambiaron de mano durante el pasado año, la inmensa mayoría (216) correspondía a viviendas nuevas, mientras que las restantes 22 estaban acogidas a algún tipo de protección oficial. Otra evidencia de la crisis es el parón en la venta de obra nueva, que sólo acaparó 90 de las transacciones, frente las 148 transmisiones de propiedad de viviendas usadas.
El sector inmobiliario logró cerrar 311.414 operaciones de compraventa en toda España durante 2013, anotándose un nuevo retroceso desde el estallido de la burbuja inmobiliaria hace ya seis años. Desde entonces, tan sólo 2010 ha arrojado un balance positivo, que los expertos achacan a las compras anticipadas para evitar la subida del IVA del 1 de enero de 2011. En los siguientes años, los más duros de la crisis –con picos máximos de desempleo y con el crédito bancario cerrado–, las cifras no han hecho más que desplomarse de forma continua.