Considera que el texto presentado por Arias Cañete llega tarde y que ya nada se puede hacer
“No hay solución, la pesca ceutí morirá definitivamente dentro de dos, tres o cuatro años”. Así de tajante se muestra el el secretario general de la Cofradía de Pescadores de Ceuta, Juan Manuel Sánchez, a pesar de conocer la reforma que se pondría en marcha toda vez que quede aprobado el proyecto de Ley de Pesca Marítima presentado el pasado viernes por el ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete y que tiene por objetivo impulsar una serie de prioridades clave para la política pesquera española.
“No se trata de modificar aspectos o de regular la entrada de pescado de Marruecos a Ceuta”, valora Sánchez, “pues simplemente nos encontramos en una situación de tanta penuria que no hay marcha atrás”. Según señala el secretario general “en Ceuta queda ahora mismo cuatro dueños de barcos y cuando ellos se jubilen, nadie tomará el testigo porque ¿quién va a querer trabajar trece horas jugándose la vida en la mar por trescientos euros al mes?”, se pregunta con pesadumbre para añadir acto seguido: “Este invierno ha sido durísimo, con faenas en pleno vendaval y todo ello para no cobrar desde noviembre, porque desde entonces no ganan nada los pescadores ceutíes”.
Buena culpa de que se haya llegado a esta situación, entiende Sánchez, se debe “a los millones de pesetas que ‘entran’ en el Mercado y que proviene de la pesca marroquí y yo pregunto ¿cómo es posible que esto suceda si, en teoría, que no en la práctica como vemos a diario, por la frontera del Tarajal no pueden entrar productos frescos?”. “Y luego”, remata Sánchez, “va Juan Vivas con ese rollo, con esa mentira, de que Ceuta es una ciudad marinera”.
Precisamente, uno de los puntos que recoge la reforma gubernamental es el concerniente a la cooperación internacional y a la pesca ilegal. Así, la misma establece un marco jurídico modélico a nivel internacional, y pretende eliminar cualquier espacio de impunidad para los operadores vinculados a estas actividades, endurecer la respuesta punitiva de la Administración ante las mismas y fortalecer decididamente el régimen de control de importaciones y exportaciones de productos pesqueros. Todo ello, desde el compromiso de evitar y sancionar cualquier participación española en estas actividades. O sea, un punto que, de haber sido una realidad desde hace años, en Ceuta no se estaría en el albor de la muerte de la pesca.