El número de menores extranjeros que está tutelando la Ciudad registra un aumento constante en los últimos meses, tal es así que se ha llegado al pico de presión más alto que se había registrado, con la presencia de 187 niños. De ellos, la amplía mayoría es marroquí, algo más del 80%, mientras que el resto se trata de adolescentes
subsaharianos y un caso de Siria.
El centro de Hadú está desbordado y, de hecho, se baraja abrir otra de las alas que ahora no se está usando para dar cabida a más MENA en el caso de que la tendencia sea la que se lleva registrando últimamente. La debilidad de los controles fronterizos en un Tarajal obsoleto y superado por todas las circunstancias incide directamente en esta situación. Al albergue de Hadú llegan menores que se presentan solos porque no tienen padres que puedan cuidarles. Hay incluso menores cuyos progenitores trabajan a diario pasando bultos o limpiando en casas por lo que quedan desatendidos y se presentan en el albergue para su acogida. También los hay aquellos que llegan de la mano de sus propios padres, que luego regresan sin los niños a Marruecos, ya que su idea es la de dejarlos en el albergue.
Según los datos facilitados a este medio, en el centro de Hadú hay actualmente 165 jóvenes, la inmensa mayoría procedentes de Marruecos pero también de Siria, Mali, Guinea, Camerún y Congo. Una cifra que no ha dejado de crecer durante los últimos meses y que se sitúa en uno de los niveles más altos.
En La Esperanza, la inmensa mayoría de niños son procedentes del país vecino (154) aunque también los hay nacionales de otros países de África como Mali (3), Guinea (5), Camerún (1) y Congo (1). Además, en el centro de realojo temporal hay un joven natural de Siria.
En el Centro Mediterráneo hay acogidos actualmente bajo la responsabilidad de la Administración local, que asumió estas competencias hace ya más de quince años, once menores extranjeros de corta edad, diez marroquíes y uno de Costa de Marfil.
En otros centros dependientes de la Ciudad Autónoma como San Ildefonso o Punta Blanca viven actualmente otros once MENA, todos ellos nacionales del Reino alauita.
A través del Real Decreto 30/1999 se traspasaron a la Ciudad de Ceuta funciones y servicios del Estado en materia de servicios sociales. Entre ellos están, con carácter general, las funciones y servicios que en materia de asistencia social venía desarrollando el Estado en el ámbito de la ciudad y, en especial, la protección y tutela de menores, según lo establecido en el Código Civil, así como la ejecución de las medidas dictadas por los jueces de menores.
Tales funciones incluyen la dirección, inspección, vigilancia, promoción, fomento y coordinación de los organismos, servicios y centros de protección y reforma de menores. Dentro de las diferentes medidas de protección que pueden adoptarse se encuentra el acogimiento residencial, cuyo objetivo principal es “proporcionar a los menores un contexto seguro, nutritivo, protector, con la cobertura de la necesidades sanitarias, emocionales, sociales y educativas, en función de su desarrollo evolutivo, al mismo tiempo que se valora la situación de cada individuo y se proponen los recursos adecuados”. Para ello, la Ciudad Autónoma cuenta con todos estos centros, pero su capacidad se está viendo mermada de forma gradual.
Las entradas que se han producido y el hecho de contar con la misma partida estatal hace inviable que pueda hacerse frente a unos gastos que son cada vez mayores. Las entradas por el paso fronterizo se producen a plena luz del día, bien con menores que vienen de las manos de sus padres o bien de aquellos que intentan colarse en vehículos y pasan de esta forma el paso fronterizo.
Los datos recogidos de forma oficial no tienen en cuenta a aquellos que hacen la vida en el puerto.







