La Ciudad retira un asentamiento de chabolas en las naves del Tarajal

A la ilegalidad de la construcción de la 'favela', se suma que colillas mal apagadas y hogueras ponían en riesgo a los inquilinos y la seguridad en el recinto.

La ‘favela del Tarajal’, como los comerciantes denominan a los asentamientos de chabolas en los alrededores de las naves, perdió ayer presencia en Alborán. La Ciudad Autónoma, a instancias del coordinador de los polígonos del Tarajal, Arturo Santorum, procedió ayer al desmantelamiento de uno de los ‘barrios’ en los que los porteadores pernoctan para ser los primeros en pasar a Marruecos un fardo de mercancías por el puente del Biutz.
El riesgo de este campamento compuesto por una decena de chozas construidas con palés, cartones y plásticos, entre otros residuos, radicaba en primer lugar en su ubicación, sobre el grupo de transformadores eléctricos de Alborán. Y, por otra parte, en el peligro que entrañaba para sus moradores que pudiera producirse un incendio que acabara abrasando a uno o más de los inquilinos de estas tiendas que habían dejado de ser improvisadas pese a la ‘limpieza’ regular de la zona.
Sin olvidar la prohibición del chabolismo, la amenaza para los habitantes de este asentamiento estaba en una colilla mal apagada o una hoguera encendida para entrar en calor o bien cocinar algo con lo que llenar el estómago antes del alba. Pese a que el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) combate estos accidentes, la Ciudad se propuso atajar de raíz cualquier conato por mínimo que fuera y poner fin al recrecimiento periódico de la ‘favela’ en una de las laderas que circundan Alborán.
A principios de años, Bomberos se personó a primera hora de la mañana en los polígonos al recibir el aviso de que el incendio en una chabola se había propagado a una instalación eléctrica de alta tensión. La administración autonómica persigue que esta situación no vuelva a repetirse.          
El Gobierno autonómico, a través de la Consejería de Fomento y la sociedad municipal Obimace encuadrada en la Consejería de Medio Ambiente, Servicios Comunitarios y Barriadas, activó a una cuadrilla de operarios que desmontó por la mañana los ‘dormitorios’ de un número indeterminado de camalos ya que, en cada habitáculo, podría pasar la noche más de un adulto.
Sin embargo, la construcción que protege los transformadores eléctricos de este polígono del Tarajal es solo uno de los puntos donde duermen porteadores que pugnan por ocupar el primer puesto en las filas que cruzan los tornos para mercancías. Uno de los depósitos de cartonaje que utiliza Obimace, ubicado en el hueco que con anterioridad ocupaba la escalera de la frontera del Tarajal, da también cobijo a las mujeres que pasan la noche en la ciudad autónoma. La acumulación de este material les permite resguardarse y camuflarse ante ojos indiscretos o personas que se acerquen a ellas con la intención de asaltarlas.
Asimismo, el punto de partida de la cola de mujeres hacia el Biutz –junto a la rotonda del Tarajal y antecediendo a la Puerta Norte que conecta la frontera con los polígonos– anochece cada día repleta de mujeres que buscan seguridad apostándose cerca de los controles de la Guardia Civil y la Policía Nacional porque interpretan que la oscuridad y la desprotección puede suponer una amenaza para ellas.
La autorización de estancia en la ciudad autónoma para porteadores y residentes en la provincia de Tetuán les obliga a abandonar suelo español antes de la medianoche, una orden que estos marroquíes dedicados al fardo incumple de forma reiterada a diario, incluso en domingo. Un quebrantamiento que Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que prestan servicio en el paso fronterizo tienen constancia así como la Delegación del Gobierno.
Cada mañana, según pudo conocer este periódico a partir de fuentes fidedignas, unas 800 personas se encuentran en el interior del recinto industrial a la espera de transportar un bulto de productos hasta el país vecino con los que embolsarse algunos euros.

Policía Nacional desaloja a diario los polígonos

La Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP), acompañada del coordinador de servicios de los polígonos del Tarajal, desaloja cada mañana a entre 700 y 800 porteadores que, antes de la apertura de los establecimientos, ya guardan fila dentro del recinto. La proporción es de unos 300 hombres y 400 mujeres. Sobre las 6:00 horas, el operativo policial se despliega en las calles de las naves y procede a ‘barrer’ los viales para que los camalos salgan del recinto y vuelvan a formar las filas. Eso no significa que este número de personas pernocta en el interior de los polígonos, sino que se cuelan en grupos de madrugada pese a la presencia de los guardas.