Las quejas vecinales provocadas por el mal olor y posibles infecciones derivados del estado de descomposición de los animales provocaron que varios vecinos denunciaran una situación que tardó en solucionarse cuatro días. Satisfechos con la retirada de los restos, los vecinos recordaron que habían sido unos perros callejeros los que mataron a los borregos y que temían por la peligrosidad de dichos canes que cada noche se acercan a la zona de contenedores de la barriada. Los vecinos agradecen que la Ciudad haya solucionado el problema pero lamentan que haya tardado cuatro días en hacerlo y el hedor que soportaron.