La Ciudad ha remodelado el entorno de la Ermita de San Antonio y el antiguo centro La Esperanza, en el Monte Hacho, con una inversión de más de 600.000 euros acometida en los últimos meses por el medio propio Tragsa previo encargo.
El resultado: unos 1.800 metros cuadrados de jardines, claustro y, en general, espacio para el sosiego desde el que contemplar unas de las mejores vistas de Ceuta.
El proyecto de adecuación y ajardinamiento de espacios anexos al antiguo centro de menores La Esperanza, en el Monte Hacho, y la Ermita de San Antonio, denominación formal del trabajo acometido, proyectado por el arquitecto Francisco Pérez Buades, incluye una estatua de San Antonio que el artista Alejandro Pedrajas modeló en cera y fundió a la arena. Mide 1,40 metros, unos centímetros más que la talla del Santo que atesora la Ermita y de la que es réplica, y está ubicada sobre un pedestal conmemorativo.
Además, es destacable la creación de zonas de sombra y cobijo en los espacios peatonales gracias a la construcción de un claustro, así como el remate vegetal, con jardinería adecuada al clima mediterráneo, y la disposición de mobiliario urbano, como bancos de ladrillo macizo y granito.
Asimismo, cabe subrayar el adecentamiento del alcorque del conocido como Árbol de Bertuchi, desde donde es posible contemplar, como apreciara el pintor, una de las estampas más significativas de la ciudad. Lo hecho al respecto ha sido reconstruir el alcorque con piedra natural y, también, el bordillo que limita el acerado donde se encuentra.
En términos económicos, las partes del proyecto más importante han sido la pavimentación (279.129 euros), la construcción del claustro-porche (95.007) y el alumbrado público (51.988 €).
Las demoliciones (49.521 €), el mobiliario urbano (39.923 €) y el pedestal conmemorativo (25.400 €) les siguen, según ese criterio, y completan la lista los trabajos previos, el estudio de seguridad y salud, la gestión de residuos, control de ejecución…, aspectos comunes a toda obra pública de estas características.
La veneración en Ceuta a San Antonio de Padua, la ciudad donde falleció el Santo, lisboeta de origen, forma parte del legado portugués. No en vano, cuando en 1415 la Armada de Juan I de Portugal llega a Ceuta, solicita del Pontífice la fundación de dos conventos bajo los nombres de Santiago y San Jorge, el primero encomendado a los franciscanos, la Orden de San Antonio, y el segundo a los dominicos.
Se sabe de una ermita en la zona del antiguo Alcázar, pero la más conocida es la denominada del Tojal, cuya capilla surge en una torre medieval cuyos restos se encuentran embutidos en la construcción actual del Monte Hacho. Data, como mínimo, de comienzos del siglo XVI y, muy renovada en los siglo XVIII y XX, conserva buena parte de su fisonomía tradicional.
En torno a la imagen de San Antonio ha habido cofradías desde el siglo XVI, y desde entonces, también, se tiene constancia de la celebración de romerías, de sentido religioso, primero; y, después, con un cariz festivo agregado a la devoción al Santo.
De hecho, la romería con que Ceuta celebra hoy por hoy San Antonio cada 13 de junio hunde sus raíces en mitad del siglo XVIII, cuando la restauración de la Ermita le infirió el carácter de fiesta patronal.