La Ciudad apostó en su día por una zona museística en Valdeaguas

Los ecologistas de Septem Nostra no han tardado en reaccionar ante la decisión de la Ciudad de habilitar la Batería de Valdeaguas como parque de perros, alternativa adoptada ante la opción de la Consejería de Medio Ambiente de no rehabilitar el actual recinto de la Marina, tal y como reclamaban los propietarios de los canes. La ocupación de un área por parte de un ciudadano, al que al parecer nadie ha logrado desocupar, también ha sido determinante en el traslado a Valdeaguas.

Una consejería que no responde a las demandas y un ciudadano para el que parece que no existen las leyes, han terminado por levantar las voces indignadas de la asociación ecologista que, hace unos días, explicaban a este medio el interés cultural de esta fortificación militar. Pero si hay una persona que conoce a la perfección este monumento ese es el teniente coronel Juan José Contreras, un estudioso de las fortificaciones costeras, autor de un libro que analiza las mismas. Hace unos años, un proyecto concertado entre el Ministerio de Defensa y la Ciudad habría salvado parte de la historia local aunque, finalmente, la crisis económica, frenó estos planes. “Había intención de montar los cañones allí y convertirlo en un área de recreo y una zona museística moderna con explicaciones y que aunara los museos militares de Ceuta, pero no había dinero para hacerlo”.
De haber prosperado, apunta Contreras, Ceuta contaría hoy con un “lugar de esparcimiento bastante importante ya que Valdeaguas, desde el punto de vista de las fortificaciones militares del siglo XIX, tiene mucha relevancia”. Ello es debido a la forma en que se construyó, en tres niveles, al igual que la Batería de Punta Negra. No hay nada en toda España similar a esas dos baterías y por eso tienen tanto interés”, asevera el teniente coronel.
Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho de Valdeaguas un lugar totalmente abandonado, donde las pintadas y el agua que ha anegado la planta más baja, deja constancia de la laxitud con la que se ha tratado uno de los numerosos monumentos existentes en nuestra ciudad.
Además de esta batería, las otras tres de mayor relevancia, según explica Contreras, son las de Punta Negra, con cañones Ordóñez de 30,5 centímetros; Torremocha o actual Infanta Elena, con otros dos, marca Krupp, del mismo calibre y, finalmente, El Pintor en la Bahía Sur y un par más de cañones de igual tamaño.
Las baterías de costas en Ceuta nacen en respuesta a la “necesidad de defender el litoral, ya que aparecen acorazados con planchas de hasta un metro de grosor.  Ceuta es la tercera ciudad, después de Barcelona y La Coruña, en artillado de España. Tiene su razón de ser porque es un istmo y toda la defensa está basada en un posible ataque por el frente de tierra o por mar”.

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