La Ciudad ha adjudicado de forma definitiva a Áridos y Transportes del Estrecho (Aytesa) los trabajos de retirada de los símbolos franquistas del monumento del Llano Amarillo de Santa Catalina.
La empresa, que como ya adelantó El Faro el pasado 24 de agosto había resultado elegida de forma provisional y tan solo le restaba acreditar la viabilidad de su rebaja económica, deberá acometer las obras en un plazo máximo de dos meses. El coste final acordado queda fijado en 88.168 euros (80.153 euros, más 8.015 correspondientes al 10% de IPSI), muy por debajo de los 150.000 euros que se estipularon en el presupuesto base de licitación.
La memoria del proyecto, redactada por el arquitecto municipal Javier Arnaiz, establece que la base del monumento, incluida toda la escalinata y el frontal en el que hasta hace meses lucía la fecha 17 de julio de 1936, quede “enterrado en la cuneta” de la ladera norte del Monte Hacho. Es el final que le espera tras un puñado de décadas, atendiendo a lo dispuesto en la Ley de Memoria Histórica, al monumento construido originalmente en Ketama y trasladado piedra a piedra posteriormente hasta Ceuta. Además de adaptarse a la normativa impulsada en su día por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, las obras de eliminación de las escalinatas se justifican por el “peligroso desplome de los muros de gravedad construidos con mampostería que sirven de contención de tierra, realizados para poder construir los accesos”. En ese punto, se insiste en la aparición de “fisuración y caída por despegue” del aplacado que recubre la estructura y sus remates.
El proyecto que ha servido de base para las obras descartó en su día, máxime “en la situación actual y por el excesivo coste económico que pudiera representar”, el derribo y posterior reconstrucción de los muros actuales. En lugar, apuesta por enterrar la estructura para recuperar “la consolidada silueta de la línea del horizonte”.
La eliminación de toda la simbología franquista del monumento del Llano Amarillo fue aprobada por el Pleno de la Asamblea a propuesta de Caballas, que la había denunciado en varias ocasiones.
Adiós a la fecha y a Falange, pero no al águila
El monumento del Llano Amarillo no luce desde hace meses la leyenda 17 de julio de 1936, la fecha en la que el golpe franquista en los territorios africanos se adelantó en un día al del resto de España. También ha desaparecido bajo el cemento el escudo de Falange, con su yunque y sus flechas. Quien sobrevive al paso de las décadas es el águila que la Dictadura convirtió en iconografía propia. Sus defensores se aferran a que no es símbolo de Franco sino de la España de los Reyes Católicos.
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