La Chimenea critica que los auxiliares de seguridad “dejen pasar bultos ajenos al Tarajal”

Seguriber desmiente al presidente de este polígono industrial y asegura que Ahmed   “quiere el caos para campar a sus anchas” .

Guerra abierta entre Mohamed Ahmed, presidente de La Chimenea, y Seguriber, la compañía de seguridad que presta servicio en los polígonos del Tarajal. Los correos electrónicos remitidos por la asesoría jurídica del comerciante y la negativa de la empresa de los auxiliares de seguridad a acceder a sus planteamientos sin el acuerdo previo de los cuatro presidentes, ha desembocado en un agrio cruce de declaraciones.
Ahmed recordó que Seguriber fue contratada para colaborar, de forma provisional (tres meses hasta la apertura del nuevo paso ‘Tarajal II’), como intérpretes de la Policía Nacional. “Nada que ver con la mercancía”, puntualizó el empresario del Tarajal. Sin embargo, “las ventas se han reducido porque los auxiliares de seguridad dan más paso a la mercancía de fuera que a la de los polígonos”, denunció de forma pública este comerciante.
Por bultos ajenos a las naves, Ahmed se refiere a aquellos que, procedentes de la península, son propiedad de empresarios marroquíes; se preparan en barriadas como el Príncipe; y son transportados en motocarro hasta el Tarajal. “A quien corresponda, que investigue qué están haciendo los auxiliares”, propuso el presidente de La Chimenea.
Antonio Borrego de Torres, director de zona de Seguriber en Ceuta y Melilla, desmintió a Ahmed y aseguró que “tendrá que demostrar esa acusación en el juzgado” antes de decir que cuenta con los parabienes de la Ciudad, la Delegación del Gobierno, Guardia Civil y Policía Nacional por la ausencia de incidentes de relevancia desde que comenzaron este servicio. Asimismo, sumó a la traducción otras funciones como poner y quitar las vallas; o asesorar a la UIP en la detección de la “mercancía ilegal” porque estos “agentes cambian cada 15 días”.   
El comerciante del Tarajal negó que Seguriber haya traído mejoras a los polígonos, “todo lo contrario”, espetó, “ya que, por ejemplo, la puerta norte se cierra a su antojo aunque tiene que estar abierta de 7.00 a 19.00 horas”.
Para Borrego, “él quiere el caos para hacer a sus anchas y que se mantenga su reinado”. El responsable de la seguridad habló de que Ahmed tiene “entre ocho y diez personas que se encargan de la vigilancia de los polígonos de 20.00 a 8.00 horas”. El encargado se preguntó “cómo es posible que antes de las 7.00, sobre las 5.45 de la mañana, haya 400 personas con bultos en el interior de los polígonos si la entrada está prohibida”. Tachó de “obsesión” las quejas de Ahmed en relación a los auxiliares de seguridad y aludió a los “intereses”.
Asimismo, el director de zona de Seguriber puso en conocimiento de la Delegación del Gobierno la “sustracción de 36 vallas de color amarilla del interior de los polígonos la semana pasada”, así como la “retirada de la protección de una puerta por la que podrían caerse los porteadores” unas semanas antes.

Anulación del servicio
En cuanto a la oposición de Ahmed a continuar sufragando el servicio de seguridad en La Chimenea, garantizó que cuenta con el respaldo de unos 60 empresarios de los 77 que ejercen su actividad en este polígono. “No están de acuerdo con el trabajo de los auxiliares de seguridad y no lo digo yo, lo ha decidido la mayoría de los comerciantes de La Chimenea”, defendió su máximo representante, quien sostuvo que empresarios de los cuatro polígonos le están reclamando para que sea su portavoz. Aclaró que ha pasado nueve años como presidente (tres de la Fase II), portavoz y secretario de la Comunidad de Propietarios de los Polígonos del Tarajal y, ahora, como presidente de La Chimenea.
Ahmed protestó porque Seguriber no respondió a la última carta que le envió su asesoría jurídica, en la cual quedaba reflejado que a partir del “1 de septiembre, por parte de La Chimenea, se deja de pagar a esta empresa aunque, si quiere estar en nuestro polígono, que esté”. A lo que Borrego expresó a este periódico que se niega a contestarle porque la anulación del servicio debe consensuarse entre los cuatro presidentes, de los que tres están satisfechos con la labor de Seguriber y quieren que los auxiliares continúen tras la desagradable experiencia con los plantos. Seguriber aseguró que Ahmed se retractó de otra carta de similar contenido antes del verano.