La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha identificado cuatro zonas en Ceuta en las que existe riesgo potencial de inundaciones en cauce y litoral, algo que este organismo, que acaba de abrir el período de consulta pública de los documentos previos del Plan Hidrológico, atribuye a la “insuficiente red de drenaje en el suelo urbano”.
Según se recoge en el estudio general sobre la demarcación hidrográfica de Ceuta, las zonas en las que existe un riesgo más grave de que esto pudiera ocurrir en un futuro son las del Arroyo de Benítez, donde precisamente la CHG ha trabajado intensamente en los últimos años, y la cañada Ortega y Barranco Central, ambas en la bahía norte.
El documento destaca el Arroyo de Benítez como una zona de riesgo muy alto frecuente, considerando un período de retorno de cien años, por el hecho de que la inundación afectaría a núcleos de población e instalaciones comerciales cercanas. En los mismos términos se define el riesgo para la cañada Ortega, situada en las inmediaciones de la barriada de Benzú y considerando en este caso un período de retorno de 50 años por el núcleo de viviendas allí situado. En ambos casos el origen del riesgo es fluvial, ya que se trata de cauces naturales por los que discurre el agua.
La CHG también localiza otra zona en la que el riesgo es grave, y también está situada en Benzú. en este caso el riesgo es de origen marino, por la cercanía de la costa y afecta a las carreteras que enlazan esta barriada con la frontera y con el resto de la ciudad.
La última de las cuatro zona en la que la Confederación se fija es la del Arroyo de las Bombas, con afectación a las naves comerciales e industriales del polígono del Tarajal, aunque en este caso el riesgo es bajo.
El principal problema de inundaciones en los arroyos y los barrancos los genera el fenómeno denominado ‘gota fría’, caracterizado por lluvias torrenciales durante el otoño que afectan a la costa mediterránea.
En lo referente a la línea de costa, el estado del mar se suele ver alterado por la acción del viento. Subraya la CHG que los temporales de levante suelen ser especialmente destructivos los temporales de levante y entre los daños más destacables suelen encontrarse los que afectan a las carreteras N354 y N362.
La Confederación está desarrollando la implantación de la directiva relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de inundación, algo que está haciendo en colaboración con las autoridades de Protección Civil de la Ciudad y de la Administración General del Estado. Actualmente este trabajo se ha realizado parcialmente y en una primera etapa se han evaluado las inundaciones históricas y se han identificado estas zonas de riesgo potencial de inundación.
El documento destaca el Arroyo de Benítez como una zona de riesgo muy alto frecuente, considerando un período de retorno de cien años, por el hecho de que la inundación afectaría a núcleos de población e instalaciones comerciales cercanas. En los mismos términos se define el riesgo para la cañada Ortega, situada en las inmediaciones de la barriada de Benzú y considerando en este caso un período de retorno de 50 años por el núcleo de viviendas allí situado. En ambos casos el origen del riesgo es fluvial, ya que se trata de cauces naturales por los que discurre el agua.
La CHG también localiza otra zona en la que el riesgo es grave, y también está situada en Benzú. en este caso el riesgo es de origen marino, por la cercanía de la costa y afecta a las carreteras que enlazan esta barriada con la frontera y con el resto de la ciudad.
La última de las cuatro zona en la que la Confederación se fija es la del Arroyo de las Bombas, con afectación a las naves comerciales e industriales del polígono del Tarajal, aunque en este caso el riesgo es bajo.
El principal problema de inundaciones en los arroyos y los barrancos los genera el fenómeno denominado ‘gota fría’, caracterizado por lluvias torrenciales durante el otoño que afectan a la costa mediterránea.
En lo referente a la línea de costa, el estado del mar se suele ver alterado por la acción del viento. Subraya la CHG que los temporales de levante suelen ser especialmente destructivos los temporales de levante y entre los daños más destacables suelen encontrarse los que afectan a las carreteras N354 y N362.
La Confederación está desarrollando la implantación de la directiva relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de inundación, algo que está haciendo en colaboración con las autoridades de Protección Civil de la Ciudad y de la Administración General del Estado. Actualmente este trabajo se ha realizado parcialmente y en una primera etapa se han evaluado las inundaciones históricas y se han identificado estas zonas de riesgo potencial de inundación.
Edificaciones en medio de cauces secos, un peligro
Los numerosos barrancos y torrenteras que hay en Ceuta por su “topografía accidentada” provocan que no exista la “válvula de seguridad” que suponen las amplias llanuras de inundación, pero la CHG llama la atención a la ocupación por edificaciones “no reguladas” de los cauces naturales de estas torrenteras, algo que incremento el factor de riesgo y de daños en el caso de que se produjera una avenida de agua, ya que en Ceuta las fuertes precipitaciones se concentran en unas pocas horas, siendo repentina la bajada del agua, algo que hace imposible cualquier tipo de control.
Indica el informe que, en principio, la “peculiar” morfología del terreno facilita la evacuación directa al mar de las aguas pluviales, “sin embargo las zonas próximas a la desembocadura resultan problemáticas en muchos casos dado que la acción del hombre ha disminuido la libre salida del agua”. La carestía del terreno, unida a una falsa sensación de seguridad a partir de periodos de retornos medios “hace que se edifique ilegamente en los márgenes de seguridad con los graves riesgo que ello comporta”
Indica el informe que, en principio, la “peculiar” morfología del terreno facilita la evacuación directa al mar de las aguas pluviales, “sin embargo las zonas próximas a la desembocadura resultan problemáticas en muchos casos dado que la acción del hombre ha disminuido la libre salida del agua”. La carestía del terreno, unida a una falsa sensación de seguridad a partir de periodos de retornos medios “hace que se edifique ilegamente en los márgenes de seguridad con los graves riesgo que ello comporta”