Oenegés, partidos políticos, ciudadanos anónimos, la justicia y hasta la Iglesia han mostrado sus posiciones, todas ellas opuestas a estos elementos. La comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, reconoció ayer, en manifestaciones recogidas por las agencias oficiales, que las normas comunitarias no prohíben expresamente las cuchillas instaladas en los pasos fronterizos para desalentar la llegada de inmigrantes irregulares, pero solicitó que España utilice medidas alternativas.
“El empleo de una valla reforzada por cuchillas u otros complementos no está prohibido por el derecho de la Unión Europea”, señaló Malmström en una respuesta a varios parlamentarios españoles, en la que recalca que la Comisión Europea “no fomenta tal uso, sino que incita a los Estados miembros a utilizar medidas alternativas de vigilancia fronteriza”.
La comisaria respondió así a tres preguntas sobre esta cuestión que dirigieron a la CE los eurodiputados Willy Meyer (IU), Raimon Obiols (PSOE) e Iñaki Irazabalbeitia (Aralar) y que son fruto de la cascada de reacciones populares que cobraron espacio mediático. El Gobierno central respondió a todas estas quejas argumentando que las concertinas era el elemento disuasorio idóneo e insistiendo en que los daños provocados no eran mayores. Eso a pesar de que ha habido fallecimientos de inmigrantes al toparse con esas cuchillas.
Bruselas entiende que “toda medida de vigilancia fronteriza ha de ser proporcional a los objetivos perseguidos y debe respetar los derechos fundamentales y el principio de no devolución”, según el escrito de Malmström. En este contexto, asegura que la CE es consciente de la situación concreta de Ceuta y Melilla y de la presión que ejerce la inmigración irregular en estas fronteras exteriores y toma nota de la medida elegida por España. Recuerda asimismo que la responsabilidad de gestión de las fronteras exteriores es competencia exclusiva de los Estados miembros y lo único que señala el código de fronteras de Schengen es que “la vigilancia se ha de efectuar de tal manera que impida que las personas se sustraigan a las inspecciones en los pasos fronterizos y las disuada de hacerlo”, explica.
50.453 firmas en su contra
El portal change.org canaliza las quejas sociales de cualquier tipo, representando en forma de firmas las protestas de los distintos colectivos. En el caso de las concertinas, se propuso la recogida de las rúbricas de todas aquellas personas que no estaban a su favor. En total son ya 50.453 las que se han conseguido, lo que viene a representar la indignación de muchas personas por la existencia de estos elementos. Mucho debate político se ha organizado a su alrededor, el último fue el aportado por la senadora Luz Elena Sanín al pedir carteles.