La Casa de Dios... ¿y también del baile?

Hasta ayer era solo uno de los millones de vídeos alojados en YouTube, pero a media mañana desapareció sin dejar rastro.

Con apenas seis minutos de filmación y unas 260 visitas acumuladas antes de su desactivación, la grabación recreaba un número musical interpretado por ‘Funky Ceuta’, un grupo local con trayectoria acumulada en el mundo artístico que aportaba su particular visión de “una batalla entre el bien y el mal”. La pieza, con temática y vestimenta próxima a la estética gótica, habría pasado desapercibida en la maraña de la popular red social de no ser por la particularidad del escenario elegido para la filmación: el interior de la Santa Iglesia Catedral. La polémica estaba servida.
Pocos habían reparado en el vídeo hasta que ayer se hizo eco de él La Gaceta, la versión digital del desaparecido diario propiedad del ultraconservador Grupo Intereconomía. Uno de sus blogueros llegaba a tildarlo de “memez” y censuraba que se hubiese consentido la cesión de un espacio sagrado para el rodaje de unas imágenes a su juicio inapropiadas para un recinto religioso. Las redes sociales, con decenas de argumentos a favor y en contra, hicieron el resto.
Con el número musical ya eliminado de YouTube, la impulsora del grupo y propietaria de un negocio del mismo nombre en la ciudad, Inmaculada Prieto, no salía ayer de su asombro. Por el hecho de que la polémica se haya encendido ahora –el vídeo se grabó hace casi tres meses– pero también porque, insiste, la recreación musical que protagoniza albergaba solo una pretensión artística y en ningún caso un cariz “profanador” o “sacrílego”, como se le llegaba ayer a atribuir en foros y redes sociales. “Estamos muy sorprendidos, porque no hicimos nada del otro mundo. Se colgó hace tiempo y no tuvo repercusión. No pretendíamos hacer nada extraño. De hecho no aparece ni siquiera un crucifijo para no molestar. Pero si yo soy católica, salgo incluso detrás del Medinaceli...”, argumentaba para despejar dudas en medio de la polvareda desatada en torno a la filmación.
El grupo contaba además con autorización para grabar en la Catedral. Descartada la idea inicial de hacerlo en uno de los salones del Ayuntamiento, solicitaron permiso  y les fue concedido. Incluso el día de la filmación, aseguran, se les facilitó la entrada, a las 17:00 horas, a través de la puerta que da acceso a la Plaza de San Daniel. En declaraciones a El Faro, el deán de la Catedral, el padre José Manuel González, asumía ayer su “error” y reconocía que dio su visto bueno porque una persona a la que conoce, “de confianza”, le pidió “el favor”. “Pero me olvidé del tema y ni siquiera he visto el vídeo”, añade. Sus peticiones expresas sí fueron respetadas: que no apareciera en la pieza musical ninguna imagen, ni siquiera el altar, sin música y con el templo vacío. No obstante, el sacerdote coincidió durante la mañana de ayer con ‘Funky Ceuta’ en que la mejor forma de frenar el debate era eliminarlo  de YouTube .
Grabado en tres tomas en poco más de 30 minutos y con un teléfono móvil, el vídeo arranca con dos de los componentes del grupo rezando sentados en los bancos de la Catedral. Del fondo del templo surgen otros figurantes encapuchados que se suman a la coreografía, arrancando un baile que protagonizan hasta una decena de actores. Con música de Enigma y Mónica Naranjo, la trama, según los creadores, plasma “la batalla entre el bien y el mal”, de la que finalmente sale vencedor el primero tras la muerte de su oponente. La puesta en escena incluye brumas, un enmascarado, una correa que pende de un cuello... pero también corpiños y movimientos tachados de “sensuales” o “eróticos” en las redes sociales, sin duda uno de los principales argumentos para sus detractores. Todo ello bajo un halo próximo a la estética gótica.
“No hay sexo, ni nada vinculado a la religión para que no fuera ofensivo. Solo es expresión corporal”, insistía ayer Inmaculada Prieto. “De hecho, no nos podíamos mover mucho para no salirnos del plano y que no aparecieran las imágenes sagradas de la Catedral. No queríamos ni que se identificara qué templo era para no tener problemas”, recalca.
Cometido o no el error de ceder el templo al rodaje , con intención estética o provocadora, el vídeo es ya historia. El resto ya es subjetivo.