El robo de un vehículo a dos trabajadoras de la sanidad pública en el Príncipe, último de los actos delictivos cometidos contra este colectivo, lejos de obtener respuesta por parte de la Dirección Provincial del Ingesa, sólo ha encontrado el apoyo de los vecinos de la barriada que, tras conocer los hechos, han ofrecido a los empleados del centro de salud del Tarajal el acompañamiento de las brigadas cívicas en las asistencias médicas a las que sean reclamados. “Es sorprendente que la solución la tengan que dar los vecinos, mientras que Ingesa ni siquiera se ha puesto en contacto con los trabajadores para interesarse por el problema”, apunta la delegada de Prevención de Riesgos Laborales de SATSE, Elisabeth Muñoz.
Los trabajadores están ya cansados de esta situación y desde Ingesa dan la callada por respuesta ante la exigencia de adoptar medidas encaminadas a velar por su seguridad, “hay que recordar que la inseguridad no sólo se vive en el Centro de Salud del Tarajal, sino en todos y también en el hospital”, aclara la responsable sindical, recordando los dos últimos ataques contra un vigilante de seguridad y una celadora. “Después nos tachan de faltar a la verdad, pero está claro que los problemas existen y hay que buscar una pronta solución”.
Una solución que, ya en su día, no sirvió para mucho, según apunta Muñoz, “se colocó un arco inútil porque no tenía láser, ¿qué pretenden que el vigilante registre a cada persona que va a entrar en un centro de salud?”, se pregunta.
Los problemas de inseguridad de los trabajadores sanitarios no son nuevos. Ya en 2010 también se produjeron atentados contra los vehículos aparcados en las inmediaciones del centro de salud del Tarajal, hechos que derivaron en una concentración ante sus puestos de trabajo y que el próximo lunes se volverá a repetir ante todos los centros sanitarios. Expuestos a “golpes y agresiones” “La Policía se traslada en los coches oficiales, Bomberos en sus vehículos. ¿Por qué los trabajadores de los centros de salud tiene que ir en sus propios vehículos?”. Es la pregunta que lanza la sindicalista y que ella misma se responde, “tienen que aportar sus coches particulares y se exponen a golpes y agresiones”. Ingesa, aclara, únicamente aporta una “ridícula” cantidad semestral para gastos de gasolina “que no llega ni para una semana”, apunta.