Opinión

La bonne fortune

Para poder reflexionar sobre lo ocurrido en las últimas elecciones, cual político barato , he decidido alejarme del escenario y he preferido vagabundear por los verdes prados de Grimbergem, en el apacible país de los flamencos, donde en otros tiempos, he practicado el maravilloso “arte” del vuelo. Alejarse del ruido cansino y continuo, al mismo tiempo que trepidante y estéril de lo eternamente político, y en un país, como el mío, que por ahora no tiene fácil solución para ser un país moderno, próspero y puntero como lo es la pequeña Holanda, sin tener que mirar eternamente al pasado para corregirlo, lo que es ya de por sí una estupidez, en vez de estudiar las lecciones que nos dio el pasado para no volver a incurrir en los mismos errores ,lo que es tarea de sabios, o de personas con principios, ideas e inteligencia para dirigir nuestro país, pero no es el caso. Es decir, no es esa nuestra historia. Y ya sabemos que la principal riqueza de un país es su gente. Miren Suiza, llena de montañas y peñascos estériles, pero hasta el último tranviario fabrica relojes. Miren Venezuela, archimillonaria con las mayores reservas de petróleo mundiales, empobrecido hasta la médula por un botarate que riega a sus generales con todo el dinero que deseen y eso es suficiente para apoyarle a él y la bancarrota para el resto de su población. Y qué decir de Alemania, archiderrotada y destruida en dos guerras mundiales seguidas y de nuevo liderando Europa, o Japón, también derrotado y destruido con dos bombas nucleares y hoy una gran potencia mundial industrial. Y el Reino Unido sigue con sus amadas tradiciones, sus pelucas y su retirada hacia atrás sin dar la espalda a la Reina, y Francia con sus huelgas intermitentes, su gran armazón pública que la hace progresar a paso del quelonio tortuguil, y España continua anclada en sus guerras civiles, sus repúblicas, sus dictaduras, es decir, semiparada, hemos de apuntalarlo todo a la “buena fortuna” del dirigente que nos toque. No a la base de mantener una estructura de principios sólidos en los que creamos, basados fundamentalmente en el respeto a la ley, a nuestra unidad territorial y a nuestras tradiciones. Es decir cada uno estamos donde nos merecemos estar, donde nuestra sociedad desea que estemos, es la misma sociedad la que quiere o no quiere que avancemos, que seamos más cultivados o más vulgares , que estemos continuamente lamiéndonos las heridas o seamos capaces de ir a la Luna. Por eso, mientras todos los analistas políticos expresan ahora con certera clarividencia los resultados y errores de los partidos políticos derrotados, que no supieron ver con la misma clarividencia antes de las elecciones, este descanso mental a la espera del próximo combate electoral , me suena a música mozartiana. Sin embargo el avatar, me ha llevado a visitar el museo de René Magritte y en él una de las pinturas, “La bonne fortune”. Este cuadro del genial pintor belga, uno de los maestros del surrealismo , no sé por qué, y esto es lo que tiene la pintura que produce sensaciones que no tienen explicación alguna, como la música pero que te llaman la atención y más que eso te llaman desde dentro a pensar en un sinfín de cosas , aunque Magritte señala que la pintura no son interpretaciones sino observaciones, en este caso y atendiendo solo a la observación superficial me he sentido atraído por la mirada del porcino. La pintura creo que refleja por una parte la buena fortuna de que este ser , un cerdo, llegue a ser una persona, y por otra, la pena con que mira curiosamente a su izquierda, por haber llegado , cree él, a ser hombre, con sus pequeños pero muy penetrantes ojos y pidiendo el reconocimiento como ser humano, aun sabiendo que no lo es. Y como contrapeso de este ser trajeado, un falo erigiéndose en un cementerio, como nueva savia de personas que se espera no llegaran a ser hombres cerdos. Este cuadro no está catalogado entre los mejores del artista que lo pintó en 1945, pero el hecho de haber enfundado en un traje a un cerdo, me sobrecoge de tal manera que , en mi interpretación, aunque Magritte que falleció en 1967 es un pintor contemporáneo, considero que es la transformación del hombre en su forma de actuar durante la vida, ya sea en el trabajo cotidiano, en su actividad durante la vida, o en la política que es donde se representa a mayor escala por estar al frente del servicio público, si actúan como en este caso el cerdo, ya vendrán otros , con nueva savia que puedan purificar, higienizar, cambiar todo lo hecho por protagonistas que en su día tuvieron la “buena fortuna” de parecer “humanos” cuando no lo eran, de parecer políticos, cuando simplemente eran usurpadores.

De personajes dignos de ser pintados por Magritte en un cuadro como el de ”La bonne fortune”, que siempre sería el mismo, nuestra sociedad está lleno de ellos

Magritte , que como hemos dicho pintó el cuadro al final de la de la II Guerra Mundial, ya conocía lo que era la democracia, el mejor sistema de gobierno pero que gracias a la “buena fortuna” también es capaz de aupar a gobernantes como Hitler, finalmente suicidado y unos de los mayores criminales conocidos de la época actual, junto a Lenin y Stalin. Estos últimos fueron aupados por otra su “buen fortuna”, el marxismo y es que en el país de Magritte se escribió “El Manifiesto” del partido comunista durante uno de los exilios de Karl Marx cuando huyendo de Francia se acercó a Bruselas en 1845, justo cien años antes de que Magritte pintara su cerdo vestido, y donde ahora la buena fortuna me ha llevado a una casa en la Grand Place, “La Maison du Cygne” , ahora convertida en restaurante, lugar en el que Marx junto a Friedrich Engels, escribieron ese panfleto político que comienza diciendo que “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”, y que como principio general se podría admitir como una teoría económica , pero la revolución a lo que dio lugar ha resultado ser la más nefasta por su engaño permanente cual trampantojo, lo que ha dado lugar a que incluso en nuestros días se siga percibiendo como algo útil esa cristalización en el comunismo, achacando sus errores, crueldades, guerras, latrocinios y corrupciones simplemente, hasta ahora, a la torpeza en su aplicación. De personajes dignos de ser pintados por Magritte en un cuadro como el de ”La bonne fortune”, que siempre sería el mismo, nuestra sociedad está lleno de ellos. Y principalmente los ubico en la política, pero qué decir de todos los juglares que sin serlo, se aprovechan de haber sido “hijo de” simplemente y por ello cobran millones, o las “princesas del pueblo” , sin haber trabajado en su vida o los que están al frente de sociedades feministas, animalistas, o a favor de la ocupación en contra de la propiedad privada, eje indispensable de cualquier sociedad moderna , simplemente denominadas “anti sistema” todas ellas creadas simplemente para poner el cazo. Únicamente estamos vestidos con traje, pero el protagonista es el mismo tipo que el del cuadro pintado por Magritte. Durante mi estancia en Flandes, he tenido la ocasión de escuchar y ver las algaradas y manifestaciones ocurridas recientemente en Venezuela. Las mejores informaciones han sido siempre las vistas en las emisoras de televisión francesa, sobre todo, o británica. Aunque con avidez esperaba las de la española, periódicamente me desencantaban por lo que ya podía prever la atención y ayuda que por parte del gobierno español, se le iba a conceder al levantamiento popular contra el porcino gobernante. En este caso, en el cerdo no había mirada lastimosa, ni ojos diminutos, ni siquiera iba con traje, pero detrás ya tenía un cementerio de personas muertas por los militares adinerados por este maldito comunista y sus ayudantes cubanos. Desgraciadamente la ayuda española a la sublevación está teniendo poca presión, como corresponde al gobierno actual y a su ministro de exteriores, antes escupido. Es incomprensible que el gobierno español haya reconocido a Guaidó y no actúe en consecuencia. Ahora cobardemente señala que el opositor Leopoldo López no puede pedir asilo político en España porque para ello debe situarse en territorio español y al encontrarse en la casa del embajador, es decir territorio no español, no le ampara el derecho de asilo. Así los venezolanos con esta ayuda junto a la del comisionista Zapatero pueden esperar sentados la ayuda española. Otro socialista, este cada vez más lúcido cuanto más lejos está de su mandato, acaba de decir, que “Cuando Maduro no esté no aceptará excusas”, entonces se verá la desgracia que ha dejado tras de sí. Pero mientras las Fuerzas Armadas Venezolanas no estén al lado de Guaidó, es decir, hasta que obtengan de Guaidó la certeza de que van a seguir recibiendo dinero a espuertas y manejando los sectores que ahora dominan no van a dejar al verdadero protagonista de “La bonne fortune”. Claro que en España tenemos una piara de “bonnes fortunes”, seguro que si Magritte levantara la cabeza se sorprendería al ver tantas parecidas a las de su magistral pintura.

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