Dentro de poco más de un mes se cumplirán quince años del fallecimiento de Paco Amores. Periodista histórico y de raza por excelencia de esta Casa, pasados tres lustros desde que viera por última vez la luz su popularísima columna diaria ‘La Bella Desconocida’ el recuerdo de su título sigue siendo recurrente a la hora de lamentarnos, en tantas ocasiones, de la ignorancia que se tiene de esta Ceuta nuestra, a la que el inolvidable ‘Curro’ llevó tan profundamente en su corazón hasta su último suspiro.
La bella desconocida, sí. Incluso hasta para tantos compatriotas del vecino litoral andaluz. Tan increíble como cierto. Me ha ocurrido en un centro médico de Málaga. Con argumentos similares, no era la primera vez ni tampoco será la última. Conocedoras la doctora y su ayudanta de donde venía, me preguntaron:
- Bueno, sí, pero Vd. procederá de otro sitio, porque lo que es de Ceuta, Ceuta lo será muy poca gente, ¿no?
- Pues están muy equivocadas. Verán. En mi caso y con dos nietas, en mi familia sumamos ya cinco generaciones en esa ciudad. Pregunten a quienes vengan de allí y seguro que seguirán sorprendiéndose.
- De todas maneras, la vida en Ceuta debe ser difícil. No sé, deben sentirse como en Marruecos, me imagino, y presos de un aislamiento y una claustrofobia por la lejanía que sufren de la Península.
- ¿Lejanía? Miren, el tiempo de la travesía marítima hasta Algeciras es de algo más de 45 minutos, el mismo que tarda el tren costero de cercanías entre Málaga y Fuengirola en cubrir su itinerario. Y más aún, si el bolsillo se lo permite o la necesidad lo requiere, también, en ese mismo tiempo puede uno plantarse directamente en Ceuta si recurre a la línea de helicópteros.
- Y la población, ¿no es en su mayor parte de militares?
- En otro tiempo sí que hubieron muchos militares. Actualmente no, pero tampoco nunca éstos constituyeron la gran mayoría de la población.
- ¿Y cuando se acercan ustedes a Andalucía, por ejemplo, no se sienten en otro mundo, en otro ambiente totalmente distinto?
- No y por dos razones. Primero porque muchísimos de nosotros, entre los que me cuento, nos sentimos profundamente andaluces a la vez que ceutíes. Y, segundo, que nuestras principales fiestas y costumbres llevan la más pura esencia andaluza de lo que tan orgullosos estamos.
No salían de su sorpresa aquellas dos malagueñas. Menos aún cuando les hablé de nuestra extraordinaria Semana Santa al más puro estilo sevillano; de nuestro Carnaval y su más genuina esencia gaditana; de nuestra andaluza Feria agosteña; de las cruces de mayo; de la maravillosa oferta gastronómica tan similar a la de la otra orilla, y del enriquecimiento que para la ciudad supone y ofrece la mezcolanza de las cuatro culturas que en ella vivimos.
Ahora, de vuelta a la consulta, un mes después, lo he hecho llevándoles dos folletos que previamente había recogido en una agencia de viajes de la capital, cuya primera página ven reproducida en la imagen, para entregárselos a estas dos amabilísimas profesionales médicas. Si sorprendidas se quedaron con cuanto les relataba en mi primera vista, ahora, a la vista de las imágenes y de cuanto iban descubriendo a través del folleto, no dudaron en decirme casi al unísono:
- Ten por seguro que iremos a conocer Ceuta. Qué lástima no haber sabido antes de la verdadera realidad de tu tierra.
- Y para mí será un honor el acompañaros. Llamadme.
Sí. Causa desazón que tantas personas, especialmente las de la otra vecina orilla, desconozcan nuestra realidad. El precio del barco, se dirá. Pero ya algo menos. Desde 35 euros por persona, con entrada al Parque Marítimo y el recorrido por nuestro litoral a bordo de ‘El Desnarigado’, algo se ha avanzado. Oferta que se puede incrementar hasta los 76 euros si de dos días se trata. Y qué decir de las posibilidades del avistamiento de cetáceos, de las travesías en kayak, del senderismo a través de los fuertes o el de la impresionante subida al Jbel Musa o el recorrido acuático de ‘Los pasos de Hércules’…
¿Han podido llegar estos reclamos al grueso del turismo andaluz o a los propios residentes? Me temo que no. Lo digo porque en la cartelería exterior de las agencias de todo el litoral costasoleño, prácticamente sigo sin ver las ofertas de nuestra ciudad. Será cuestión de buscar nuevas estrategias que, pienso, no pasan por FITUR. Y bajar más el billete del barco, por supuesto.
Allá donde estés, querido Paco Amores, y con mi mas emocionado recuerdo, ya ves, seguimos igual: “Ceuta, la bella desconocida.”