La compañía ceutí ConMedia Farsa representó ayer esta obra de Alejandro Casona en el Teatro Auditorio.
Las tablas del Teatro Auditorio del Revellín vibraron ayer por la noche con la nueva representación de ConMedia Farsa. La compañía ceutí actualizó sin perder la esencia de ‘La barca sin pescador’, obra de Alejandro Casona, poeta y dramaturgo de la Generación del 27.
El primer acto refleja los entresijos de una empresa abocada al desastre, Industrias Jordán, propiedad de Ricardo, el protagonista de esta pieza teatral y quien le da nombre a la corporación. Una radiografía de la crisis que afecta al sector empresarial y la lucha encarnizada con Mendel S.A. por sobrevivir a la hostilidad de los mercados. Un tema de rabiosa actualidad, cabe destacar. La traición tanto de sus consejeros como de su propia amante, Enriqueta, reaviva las llamas de la codicia de este empresario condenado a la ruina y la cárcel. “El barco se hunde y las ratas se apresuran a abandonar el barco”, clama al cielo.
El fuego interior de Ricardo atrae al Caballero Negro, encarnación del mal que ya visitó al personaje sobre el que gira la trama en otras ocasiones bajo distintos aspectos. Para conservar su poder, el feroz empresario firma un pacto ‘sin sangre’ pero con un precio muy alto. La iluminación en este punto de la obra cobra especial importancia puesto que acompaña a la aparición del diablo.
La casa del pueblo noruego donde se ambientan el segundo y tercer acto es una nueva inmersión en este mundo marcado por la tragedia pero en el que una luz tenue surge al final del camino. Ricardo encuentra allí la paz en Estela además de hacer un ejercicio de redención y recuperar así la honestidad consigo mismo y quienes le rodean.
La buena interpretación del plantel de actores, quienes han demostrado obra tras obra su valía durante sus cinco años de trayectoria; junto a una escenografía cuidada que trasladó al espectador a un Madrid plagado de tiburones bursátiles y a una Noruega tan familiar como lejana, hace que merezca volver a verla sobre el escenario del Teatro del Revellín.
Mabel Deu, consejera de Educación, Cultura y Mujer de la Ciudad Autónoma además de responsable de la temporada en el Revellín, asistió a la obra. Entre el público se encontraba uno de los codirectores de la obra, José Antonio García Íñigo, atento a la ejecución de la representación. En total, 315 personas no quisieron desaprovechar la oportunidad para disfrutar del buen teatro hecho en nuestra ciudad.
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