Alí Ouatara no para de sonreír. De mostrar una amplia sonrisa y de agradecer. Gracias a todos: a los jueces, a la Fiscalía, a los medios de comunicación y a su abogado, Juan Isidro Fernández, con quien se fundió en un abrazo al saber el acuerdo propuesto por el Ministerio Fiscal y finalmente reflejado en la sentencia firme que dictó el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta.
Una multa de 92 euros, por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (cifra que resulta de conmutar los 33 días que estuvo en prisión provisional a la multa inicial de 224 euros).
Nada que ver con los 3 años de prisión contenidos en la calificación inicial que llevaba a juicio el Ministerio Fiscal. Detrás de esta rebaja hay dos claves importantes: la primera, que producto de las declaraciones del propio acusado y de su hijo Adou se puso de manifiesto que Alí Ouatara desconocía que a su vástago lo iban a colar en Ceuta dentro de una maleta.
La Defensa considera a la pasadora, la desaparecida Fatima, la única culpable
La segunda, la existencia de atenuantes muy cualificados, entre ellos el de parentesco, además de eliminarse el peligro para la vida del pequeño. Cuando el magistrado Fernando Tesón dictó sentencia firme in voce y declaró la extinción de la condena (puesto que los 92 euros se han detraído directamente de la fianza de 5.000 euros que se había depositado en el Juzgado para la libertad provisional de Alí) se firmó a su vez el punto y final del mediático caso del ‘niño de la maleta’ que lo ha sido hasta el final, habiéndose desplazado hasta Ceuta medios de comunicación de distintos puntos del país para poder escribir el remate judicial a una historia que comenzó el 7 de mayo de 2015, cuando componentes de la Guardia Civil se toparon con un niño dentro de una maleta, visionado a través del escáner de la frontera del Tarajal.
La familia Ouatara se establecerá en Bilbao, en donde Alí quiere trabajar y terminar con la tramitación de sus papeles para lograr la nacionalidad, mientras que Adou podrá ir a la escuela junto al resto de sus hermanos, dejando atrás la historia que le ha colocado en el punto de mira de todos los medios.
Pero este es el final de una crónica que empezaba a las 10.30 horas, cuando Alí Ouatara, esta vez sí y al tercer intento de celebración del juicio, podía explicar su versión de los hechos ante un tribunal.
Y, sereno, se presentó como un padre que intentó primero todos los resortes legales para traer a su hijo desde Costa de Marfil, después de conocer la muerte de su madre. Creyó que el pequeño iría de Casablanca a Madrid en avión, pero estando allí Adou nunca llegó.
Todo se había alterado en el pase, ahora el pequeño cruzaría a Ceuta, “pero me insistieron que entraría de forma legal, que ellos tenían contactos, que lo llevarían a un centro de menores o a la Policía”, declaró, tras confesar el pago de 5.000 euros porque hicieran que Adou estuviera en España.
Acuerdo entre las partes. Durante un receso, la Fiscalía ofreció un acuerdo de multa que fue aceptado por la Defensa, al existir dos declaraciones, las de padre e hijo, exculpatorias del conocimiento de uso de la maleta.
Alí llegó con su hijo hasta Castillejos y ahí cometió el error de su vida: perder de vista a su vástago durante una hora. Esa pérdida de vista se tradujo en que a Adou lo metieron en una maleta y no en un vehículo de alta gama como se le había comunicado. “Nunca pensé, nunca me lo hubiera imaginado, nunca me dijeron que iban a meter a mi hijo en una maleta. Jamás lo hubiera permitido”, sentenció.
La versión del padre la corroboró su hijo al declarar que este le había dicho que le pasarían a Ceuta en coche, no en una maleta. “¿Te dijo papá que te iban a meter en una maleta?”, preguntó el letrado de la familia. “No, iba a pasar en un coche”. “¿Te metió una mujer marroquí, árabe dentro?”. “Sí, pero una mujer marroquí y árabe es lo mismo”, dijo el pequeño, despertando las sonrisas de los presentes por su ingenio.
A Adou le introdujeron en una maleta de viaje que “era grande, estaba cerrada” y de la que “no podía salir” por sus propios medios. “No respiraba muy bien, tenía mucha calor”, añadió.
Y así, sin saber del mundo exterior, arrastrado por una mujer, cruzó a Ceuta y no pudo ver la luz hasta que un componente de la Guardia Civil abrió esa famosa maleta.
Los magistrados, el abogado de la Defensa y el representante del Ministerio Fiscal tomaron declaración como testigo a Adou quitándose las togas para evitar un impacto sobre el menor, familiarizando así lo que no dejaba de ser un interrogatorio.
La maleta, la vía de pase que ha terminado por dar protagonismo a la historia, pasaba a ser la gran desconocida para el padre y la ocultación que nunca quiso para el niño. “Estuve mucho tiempo” dentro, dijo. Añadió también que había sufrido “un poquito”.
Los agentes de la Guardia Civil que encontraron a Adou y la madre del pequeño, citados como testigos, no tuvieron que prestar declaración al alcanzarse una conformidad entre las partes que vino a satisfacer a todos.
¿El caso más mediático en inmigración queda cerrado? Para la familia Ouatara sí, pero no para Fatima E.Y., la joven de 22 años, vecina de Castillejos, para la que la Fiscalía pide 6 años y que estuvo presa el máximo tiempo legal: dos. Tras obtener la libertad provisional desapareció y está declarada en busca y captura.
A Fatima no le han juzgado ni condenado ante un tribunal, pero sí en los pasillos de la Audiencia, porque la ‘pintaban’ como la clave de este delito, la artífice de un tráfico de inmigrantes, la única responsable de que Adou terminara dentro de una maleta.
La Defensa considera que su patrocinado ha sido una víctima de las mafias, un inocente envuelto en un proceso al que nunca hubiera querido vincularse.
Casi tres años son los que ha durado esta historia, a caballo entre lo mediático y lo judicial, teñida de valoraciones, de reportajes y que ha dado hasta para la publicación de un libro y la preparación de una serie de televisión que, de momento, ni siquiera ha avanzado en sus grabaciones.
Arriba, la llegada del matrimonio acompañados de su abogado antes de la celebración de la vista judicial en la Audiencia. Debajo, la entrada de los magistrados de la Sección VI cuando el acusado Alí Ouatara estaba ya sentado.
Tras dos suspensiones previas, había llegado el momento de la celebración de esta vista. Y en la tercera de las fotografías, un momento de la declaración de Adou, junto a una intérprete, ante los magistrados de la Audiencia, su abogado y el fiscal.
Se quitaron las togas para hacer de este acto algo que no afectara al menor, reflejando una cercanía adecuada a la edad que tiene quien ha sido el protagonista de esta historia migratoria. FOTOS: QUINO
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