Kubati asesinó hace ahora 29 años al agente Abderrahaman, dejando viuda y cuatro hijos (en el momento del atentado, su esposa estaba embarazada del cuarto, el único varón de la familia). Las víctimas ceutíes se suman a las que, desde que se conociera la sentencia de Estrasburgo, han tenido que asumir la puesta en libertad de los asesinos de sus seres queridos.
A las once y media de la noche del 23 de noviembre de 1984 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) con una granada al policía Mohamed, dejando herido de gravedad a su compañero, Carlos Mata Organero, que resultó alcanzado por impactos de bala en la pierna y el abdomen. Mohamed formaba parte de una patrulla de la Policía Nacional que se había instalado en el peaje de Irún, en la autopista Bilbao-Behovia, para dar protección a los camioneros franceses que, desde hacía algunas semanas, habían sido objeto de varios ametrallamientos por parte de la banda terrorista como respuesta a las primeras extradiciones concedidas por París.
Esa noche Mohamed no tenía servicio, pero había pedido voluntariamente hacer el turno para poder llegar a tiempo a su domicilio y llevar al médico a su segunda hija, Himo, que había nacido con parálisis cerebral. En un momento determinado Mohamed se apeó de su vehículo y se acercó al otro coche policial para fumar un cigarrillo con otros compañeros. Miembros de la banda, apostados en un monte cercano y armados con fusiles de asalto y un lanzagranadas, atacaron la patrulla policial. Mohamed fue alcanzado de lleno por una granada que le causó la muerte en el acto, al destrozarle completamente la espalda. Carlos Mata Organero, de 30 años y natural de Villafranca de la Torre (Badajoz) resultó herido grave.
Su viuda esperaba en casa un regreso que nunca más se produjo, iniciando así una vida de lucha en solitario para sacar adelante a toda su familia. En 1989 la Audiencia Nacional condenó a José Antonio López Ruiz, alias Kubati, y a José Miguel Latasa Guetaria a 27 años por este asesinato y a otras tres penas de 23 años por tres muertes frustradas. Además de las indemnizaciones a la familia de Mohamed, se fijaron indemnizaciones a favor de Carlos Mata Organero por las secuelas de por vida derivadas del atentado. En el año 2002 fue condenado Miguel Ángel Gil Cervera a penas e indemnizaciones similares a las anteriores. Entre las víctimas de Kubati está también la famosa Yoyes.
Un grupo de víctimas del terrorismo esperó ayer a las puertas de la cárcel de Puerto I, en el Puerto de Santa María (Cádiz), la salida del etarra con pancartas en las que se podía leer que nunca le iban a perdonar por los crímenes cometidos.
La historia de un hombre luchador y su familia
Aisha Mohamed, la viuda de Mohamed, ya dijo hace unas semanas en la Plaza de los Reyes, cuando participó en una concentración en contra de la derogación de la doctrina Parot, que no entendía cómo el asesino de su marido podía ser uno de los que abandonara la prisión. Ya sabía que Kubati podía ser, como así ha sido, uno de los beneficiados. Kinsa, Himo, Nawil y Mohamed Bilal son los hijos que tuvo la pareja, este último nació después del atentado. Mohamed pidió ser destinado al País Vasco para poder cobrar más y hacer frente a los gastos derivados de la enfermedad de su hija hasta que Kubati se cargó sus sueños.{jaimage crop="TC" /}