Que existe una vinculación entre varios de los tiroteos ocurridos entre el año 2009 y 2011 en Ceuta es evidente. Lo atestiguan al menos dos informes que obran en poder de la UDYCO, cuyo grupo se ha dedicado en los últimos años a investigar específicamente los diferentes episodios de enfrentamientos entre bandas organizadas. Los casquillos encontrados en la barriada del Príncipe tras la muerte a tiros del miembro de las Brigadas Cívicas, Karim Mohamed, demostró la conexión de quienes ordenaron y materializaron su muerte con otros tiroteos. Algo que se ha repetido también en al menos otros cuatro casos, tal y como se pudo conocer esta misma semana con motivo del juicio seguido en la Audiencia Provincial para esclarecer el tiroteo a un sobrino del ‘Vasco’. Fue entonces cuando la Sala supo de la conexión de este tiroteo con otro sufrido por otro familiar del carnicero del Príncipe y otros dos más a un par de jóvenes de la barriada.
Visto lo visto a nadie cabe duda alguna de que detrás de esa escalada de violencia encarnizada existe una banda organizada cuya cabeza no ha podido ser ni identificada ni arrestada por la Policía. Unir las distintas causas que nacen de las ramificaciones de esa cabeza en un macrojuicio sería lo idóneo, ya que el nexo común de varios de los tiroteos está más que probado, pero esperar a que la famosa X se siente en el banquillo sería impensable e incluso bloquearía durante años la celebración de esa vista judicial ocasionando una indefensión más que evidente a las partes.
La Audiencia y los juzgados de lo Penal ya han juzgado algunos de estos casos y se enfrentarán a más, ya que en el calendario judicial ya hay fecha para algunos de los más sonados, al menos mediáticamente. El próximo será en julio, en la segunda quincena, fecha en la que se sentará en el banquillo como acusado de un intento de homicidio otro de los sobrinos del ‘Vasco’.
La UDYCO siempre ha mantenido que detrás de esa escalada de violencia, que ha dejado varios heridos y dos muertes además de multitud de denuncias y daños patrimoniales además de inocentes denunciados y culpables en la calle, existe la guerra entre dos bandas, pero sus actuaciones, todas ellas judicializadas que han dejado varios detenidos en prisión, no han conseguido llegar a la cabeza de toda esta trama. La clave: hallar el arma que va siendo escondida en zonas conocidas por los pistoleros encargados de ejecutar las acciones. Hasta la fecha no se ha conseguido, como tampoco se ha podido conocer todas las piezas de este ajedrez delictivo. Faltan pistoleros por detener y culpar, como falta también una acusación en firme contra quienes sustentan económicamente la contratación de los autores de esos tiroteos así como la entrada de armas en la ciudad para formar a las personas -muchas de ellas enganchadas a todo tipo de sustancias estupefacientes- que se encargarán de encarnar la autoría de los distintos tiroteos.
Sospechas, nombres (de hombres y mujeres), líneas de investigación (que conectan el tráfico de armas con el de hachís y Ceuta con Europa)... hay muchas, pero los órganos judiciales no pueden esperar a unos resultados que tardan y que se solapan con la prórroga legal de las detenciones de los sospechosos. La X sigue ganando.