“La acuarela no es, como creen algunos, un arte menor”

Hace más de treinta años que empezó a interesarse por un arte que, sin quererlo, le iba a suponer su segundo “retiro”, después de su trabajo como arquitecto técnico. La acuarela llamó a su puerta cuando tenía poco más de veinte años y, poco a poco, se fue impregnando de un arte al que defiende a capa y espada, por lo que le duele que algunos lo traten como de segunda fila.
Pedro Orozco Tristán (Ceuta, 1959), el primero de una familia de cinco hermanos con una amplia vinculación a esta ciudad, tiene claro que la acuarela ha ido ganando espacio en el mundo de la cultura por méritos propios y por el interés que despierta entre un amplio sector de la sociedad ceutí y nacional.
Presidente de la Asociación Ceutí de la Acuarela desde su fundación en el 2003, este ceutí ya acumula numerosos premios después de haber participado en seis exposiciones individuales y más de cincuenta colectivas por diferentes lugares de España y del mundo.
Casado y padre de cuatro hijos (Juan, Pilar, Pablo y Pedro), también ha tenido tiempo para las motos, la náutica y la guitarra, entre otras muchas de sus aficiones puesto que Pedro Orozco ha tocado muchos palos en su vida. En esta entrevista, sin embargo, se queda con el palo del pincel.

–Sobre tu familia no hacen falta las presentaciones, ¿no?
–Efectivamente, llevamos más de doscientos años en la ciudad donde llegamos procedentes de Algeciras y esos mismos descendientes del Valle de Orozco de Vizcaya. He pasado toda mi vida aquí.
–Como arquitecto técnico desde el año 1985 ¿Cómo ha vivido la evolución de la ciudad?
–Ha habido una gran inversión pública que se ha dejado notar porque la ciudad está muy bonita, como reconoce todo el mundo, y ahora hay que tener la capacidad de poder mantener lo que tenemos.
–¿Por qué esa profesión?
–Por tradición familiar de mi padre ya que desde pequeño me gustaba el dibujo y la pintura, en general la profesión del diseño constructivo.
–¿Es verdad que empezaste otra carrera?
–Sí, hice dos cursos en Granada de Geología pero luego me fuí a Arquitectura Técnica porque me entusiasmaba más, por lo que acabé haciendo lo que realmente más me llenaba.
–Y de Granada al servicio militar en La Legión ...
–Hice la mili en la IV Bandera, estuve quince meses sirviendo pero siempre he estado muy ligado a los legionarios, de hecho soy el actual vicepresidente de la Asociación Nacional de Legionarios de Honor.  Yo era caballero legionario pero luego me nombraron legionario de honor.
–Tengo entendido que eras un asiduo al Centro de Hijos de Ceuta, ¿lamentas que desapareciera este local?
–Sí, fue una pena porque era una sala muy emblemática pero se perdió por motivos de la vida ya que los adelantos tecnológicos hicieron que la gente prefiriera quedarse en su casa antes de ir a la sociedad, es decir, se cambiaron los hábitos.
–Y hablando ya de la acuarela, ¿cuándo entras en contacto con este arte?
–Empecé a jugar con ella en el año 1980 gracias a Manolo Rejado, a Jorge Blanco Mena y a otros acuarelistas que exponían en el Centro de Hijos de Ceuta. Mi padre compró unas acuarelas de Manolo Rejano y me quedaba mirándolas. Ahí empezó todo aunque creo que la plástica lo llevas tan grabado en tus genes que al final sale por algún lado.
–¿Qué es lo que más despertó tu atención?
–Las aguadas o las transparencias y que en una pintura se pudiera llegar a concebir de una manera tan perfecta la luz y la realidad en sí.
–¿Vas aprendiendo solo?
–Sí, aunque tuve la suerte de contar con una formación de dibujo que me capacitaba para afrontar las perspectivas para poder asimilar lo que veía y expresar lo que tenía delante.
–¿Es imprescindible saber dibujar?
–La acuarela es un dibujo de claros y oscuros, de mayor y menor intensidad, que nos da la profundidad. Pienso que es una técnica creada para la espontaneidad que se aprende como otras cosas aunque hace falta mucha constancia, pasión, sutileza y sensualidad.
–¿Crees que es un arte bien mirado por la sociedad?
–Dentro del arte plástico está valorado como un arte menor y no lo es. Las escuelas de Bellas Artes tocan la acuarela casi sin importancia pero creo que es por desconocimiento de la realidad porque es una técnica espontánea.
–¿Está bien apreciada?
–La acuarela es apreciada por todo el mundo pero algunas personas quieren relegarla a un segundo plano cuando en verdad no estamos hablando de una obra de segunda entidad sino de primera porque es más complicado. Hay que tener claro que el color blanco en la acuarela es el papel y la luminosidad la dá el soporte, es decir, no hay posibilidad de corrección.
–¿Con qué obras de las que has realizado te quedarías?
–Sería imposible decir una porque he hecho miles y la mayoría de ellas me han permitido participar en exposiciones. Sin embargo hay una obra llamada “Sol sur” a la que le tengo un cariño especial porque es con la que gané mi primer concurso, siendo una vista aérea de Ceuta donde el sol salía por el sur, es decir, algo imaginativo.
–¿Qué intentas transmitir en las exposiciones?
–Lo principal es compartir que es fundamental para cualquier manifestación artística porque todo se hace para que las futuras generaciones aprendan de ello, motivo por el cual considero que las exposiciones permiten un contacto directo con la gente y son importantes para explicar nuestro arte.
–Del 20 al 29 de marzo empieza un nuevo taller, ¿en qué consistirá?
–Al igual que en los anteriores las clases versarán sobre un amplio abanico de contenidos y el nivel de las mismas se adaptará a los alumnos al estar abierto a los que quieran iniciarse.
–Para terminar, ¿ha tenido continuidad tu afición dentro de tu familia?
–Sí porque tanto a mi mujer, Mari Paz, como a mis hijos les gusta, por lo que agradezco el apoyo que me han brindado en todo momento ya que sin su colaboración y ayuda no habría podido ir por todo el mundo enseñando este arte, lo cual hay que valorar.

“El acuarelista suele ser un tipo claro y al que no le cuesta lo más mínimo enseñar lo que sabe”

SITUACIÓN. Pedro Orozco valora la situación en la que se encuentra la acuarela tanto en nuestra ciudad como en el resto del país.
En este sentido, matiza: “es una técnica en auge gracias al asociacionismo que existe entre los que aman esta técnica, lo que no ocurre con otras como el óleo, es decir, hacemos jornadas, encuentros, cursos, demostraciones y clases, lo que despierta el interés de la gente”.
A nivel local, también valora la afición por este arte. “En Ceuta también está en auge y, de hecho, el área de Cultura del Gobierno ya ha dado cinco talleres y han estado llenos, es decir, existe un impresionante apoyo por parte del alumnado”.
A la hora de explicar este interés lo tiene claro: “el acuarelista suele ser un tipo claro y al que no le cuesta lo más mínimo enseñar lo que sabe con tal de que la acuarela prospere”.
“Por eso digo -continúa- que los acuarelistas somos buenas personas porque la acuarela es compartir, sólo hace falta ganas y pasión ya que es algo que engancha”.
En relación a lo que más llama la atención de la acuarela en estos talleres nos dice: “lo mismo que me llamó a mí la atención, es decir, la transparencia porque hay que comparar la acuarela con un jugador de fútbol por la rapidez de ejecución que debes tener o los reflejos y por el hecho de que cada pincelada está ampliamente meditada por muy rápida que pueda parecer, si bien dentro de esa meditación también hay un hueco para la locura del artista”.
Sobre los temas más frecuentes comenta: “siempre intento jugar con la luz o la transparencia y, por ello, estimo que el paisajismo es la madre de la acuarela”.