El Auditorio del Revellín albergó ayer más de una decena de intervenciones centradas, entre otros, en la dolencia oncológica y la terapia con fármacos opiáceos
“El dolor es un tirano más terrible que la propia muerte”. Con esta frase de Albert Schweitzer concluyó Ignacio Velázquez, de la Unidad del Dolor de Melilla, su ponencia centrada el tratamiento del dolor con medicamentos opiáceos. Fue uno de los momentos álgidos de la segunda jornada de la XX edición de la reunión de la Asociación Andaluza del Tratamiento del Dolor, que ayer volvió a ofrecer en el Auditorio del Revellín un notable número de comparecencias centradas en el dolor y su terapia.
La apertura de la segunda jornada la ocupó una mesa redonda basada en el dolor musculoesquelético y el ostearticular, espacio en el que la epidemiología y el paso de la teoría a la práctica protagonizaron la hora de ponencia. A esa hora temprana ya comenzaban a llenar los asientos del teatro los médicos, enfermeros y farmacéuticos inscritos en la reunión, venidos mayormente de la península, y que fueron testigos de uno de los clamores del a reunión: el compromiso de una lucha integral contra el dolor.
Mientras el tramo matutino de la jornada continuaba en el interior del recinto, el exterior era copado por los agentes y vendedores de las empresas farmacéuticas, que desde sus puestos formaban corrillos particulares a la vez que los sanitarios se fundían en confidencias, debates y abrazos tras algún repentino encuentro.
Sobre el dolor oncológico y los cuidados paliativos versó la segunda mesa redonda del día. Juan Salmerón desveló por qué el ciudadano deber sentirse esperanzado respecto al futuro del dolor producido por las dolencias cangerígenas. De nuevo, la atención multidisciplinar en cuidados paliativos, es decir, la intervención de no solo una línea de acción en la batida contra el dolor.
Acerca del dolor de naturaleza crónica disertó Ignacio Velázquez, expresidente de la ciudad autónoma de Melilla y miembro de la Unidad del Dolor del Hospital Comarcal. Durante su ponencia, enmarcada en el simposio ProStrakan –la galénica al servicio de la clínica–, Velázquez reveló la novedosa farmacología que rodea al fentanilo sublingual. Con el fin de acotar el objeto de estudio, Velázquez comenzó definiendo el concepto de dolor irruptor, describiendo su epidemiología y enumerando sus características. Durante su intervención, Velázquez alertó del relativo escaso seguimiento del tratamiento de los pacientes, “los opiáceos tienen mala prensa”, señaló, al tiempo que clamaba por eludir criterios economicistas a la hora de valorar ciertos fármacos.