La abuela centenaria de Cruz Blanca

Magdalena Moreno, vecina de Juan Carlos I, celebró el 14 de julio su 101 cumpleaños. Por su longevidad y simpatía se ha ganado este título. Esta ceutí es historia viva de Ceuta.

En su rostro ajado se adivinan historias de otra Ceuta. Cada arruga de su piel esconde momentos vividos a lo largo del siglo XX, un centenar de años que conoce como la palma de sus manos. Se trata de Magdalena Moreno, la vecina de Juan Carlos I que el 14 de julio celebró su 101 cumpleaños. Ella es historia viva de la ciudad autónoma. “Una vez le dije a mi médico que yo escribía un libro y me faltaban hojas”, bromeó la anciana.
“En Los Rosales, Erquicia y Juan Carlos I, creo que no habrá ni una persona que no le conozca, sobre todo, si tiene unos añitos”, comentó uno de sus cuatro hijos, Ernesto Sánchez. Este hombre, en la barrera de los 70 años, define a su madre como “extraordinaria, nos ha criado prácticamente ella”.
Esta ceutí nació en 1915, periodo en el que se suprimió el Penal y en el que Alfonso XIII, “abuelo de Juan Carlos I”, mencionó Magdalena, honró a los ceutíes con su visita real. “Mi abuela, la pobrecita, cuando vino el Rey, eso me lo contó mi madre, se tiró a su coche y le dijo que tenía una hija prisionera con dos niñas (...); dio el Rey dinero y salieron”, rememoró esta persona mayor quien, aseguró, “yo he visto muchos gobiernos en España y he pasado muchísimo, más todavía”. Magdalena pinta, a través de su memoria, una Ceuta de principios de siglo en la que “nada más que había dos coches de caballos y un pianillo, por la calle tocando, con un ciego vendiendo las coplas”. Ella era entonces muy niña, con tan solo dos años.
La anciana demuestra una lucidez asombrosa en la espontaneidad de sus respuestas. No duda en contestar a la pregunta de qué le dicen cuando desvela que tiene 101 años con un “se asustan”. Ella misma reconoce que tiene la “cabeza muy bien” aunque los “achaques de la edad” pasan factura.
El equipo de Cruz Blanca, del que esta ceutí es usuaria, le preparó hace unos días una sorpresa muy especial por este aniversario. “Cuando vinieron y me trajeron ese ramo de flores tan lindo, un tarrito de colonia, de crema...”, enumeró agradecida sin olvidar a Cruz Roja ya que, cuando le han atendido, “lo han hecho muy bien conmigo”. “De maravilla”, apostilló su hijo.
Por su simpatía y longevidad, ella se ha ganado el merecido título de abuela centenaria de Cruz Blanca. “Magdalena es un pedazo de pan, tiene 101 años, pero mejor cabeza que yo mil veces”, explicó Carmen Luna, técnico sociosanitario en esta entidad. “Es muy agradable y ha sido una persona con carácter, entonces, ella sabe cómo dirigir. Además cuidas 101 años, todos los abuelos tienen su edad, pero a Magdalena hay que darle mimos”, afirmó.
“No todos los usuarios tienen la suerte de Magdalena, es decir, cuenta con una familia maravillosa, tiene a sus hijos que están muy encima de ella. Por eso, intentamos hacer más hincapié en aquellos usuarios que carecen de parientes o que, por diversas circunstancias, tienen los hijos fuera y demás”, valoró Leticia Mata, trabajadora social de la organización. Para todos aquellos interesados en acceder a este Servicio, Mata destacó que solo tienen que llamar al número de teléfono de Cruz Blanca 956 50 79 00 o bien dirigirse a la Consejería de Asuntos Sociales en la calle Santos Vilela.
En concreto, esta vecina de Juan Carlos I es beneficiaria del Servicio de Ayuda a Domicilio de Cruz Blanca, servicio concertado con la Consejería de Asuntos Sociales de la Ciudad Autónoma, el cual está dirigido por Pablo Núñez. “Tenemos unos 325 usuarios a día de hoy y empleamos una plantilla total de  60 profesionales, 50 específicamente dedicados a las casas de nuestros beneficiarios”, detalló el portavoz.
Magdalena tiene un servicio de hogar durante cuatro días de la semana, aparte del acompañamiento y tres días de aseo personal en el que la asisten en las tareas necesarias de la higiene, además de estar, como novedad, en el programa de blíster. “Es un servicio concertado con las farmacias en el que se les suministra, de forma ordenada por tomas cada día de la semana, los medicamentos para mayor control de los tratamientos y evitar accidentes que, por desgracia, son muy frecuentes entre las personas mayores porque los confunden”, divulgó Núñez.
El secreto de su longevidad podría estar en su vitalidad o en que sigue una dieta mediterránea… Sin embargo, la familia Sánchez Moreno lo atribuye a los genes. “Son muy duraderos”, dijo en referencia a los parientes de su madre; “una tía de ella duró 112 años, claro, enterró a todos los hijos y a algunos nietos”.
Camino ya de los 102 años, Magdalena evidencia que el amor y estar acompañados de nuestros seres queridos alarga la vida.