Kiti Mánver da vida a Lola en
‘El Inconveniente’, una
obra que puede tener similitudes con la realidad. Mánver estará sobre las tablas del
Teatro Auditorio del Revellín este sábado. En esta entrevista con El Faro de Ceuta, nos habla de su personaje y su trayectoria, entre otras cosas.
¿Cómo se siente al formar parte del reparto de ‘El Inconveniente’ tanto en el cine como en el teatro? La palabra es feliz, aunque a día de hoy da un poquito de ‘vergüencilla’ presumir de felicidad, dado que está todo tan fastidiado y en nuestra profesión también; la verdad es que este proyecto me produce mucha alegría.
Tengo unos compañeros maravillosos, el texto conecta con el público de una manera increíble, el público se lo pasa súper bien y nosotros con el público. El director y autor nos ha hecho dar lo mejor de nosotros y tenerle es como tener una joyita en las manos. Y como el teatro es tan vivo, puesto que lo haces con gente, eso hace que tenga especial valor.
"El teatro y el cine tienen pocas cosas en común, solo la interpretación, hasta en eso hay diferencias"
A mí, en un principio, pues dije eso que te crees tú que como ya lo has hecho en el cine como parece que ya, pero no no, es otro mundo. El teatro y el cine tienen muy pocas cosas en común, solo la interpretación, pero hasta en eso hay diferencias.
¿Podría elegir entre cine y teatro? No es que no pueda elegir. Creo que si yo no hiciera teatro, no sería actriz. Me parecería que me estaba faltando algo. Yo empecé en esta profesión porque me gustaba la interpretación y me gustaba el teatro. Entonces, lo otro es consecuencia porque claro, se hace tele, se hace cine y se hacen cosas increíbles, he tenido mucha suerte también.
Pero digamos que esa base del rito no lo tiene el cine ni la tele. Digamos el ritual de que se apaguen las luces y se hace ahí una comunión entre el público y los actores en el escenario. Eso tiene una grandeza y una situación muy especial.
Hablando del teatro, ¿cree que pasa por un buen momento? No, pasa por un momento terrorífico. Ya sabemos esa frase que dice que el teatro goza de una muy buena mala salud.
"Los premios hay que llevarlos con tiento, porque si se te sube a la cabeza puede ser mortal"
Nuestra profesión está muy golpeada, apenas un 10% podemos vivir de la profesión. Digamos que el apoyo institucional es prácticamente nulo, lo que pasa que sigue habiendo gente maravillosa y productores que están todo el día arriesgando para seguir haciendo proyectos y montajes maravillosos.
Que yo tenga la suerte de hacer un proyecto en el que la gente lo goza y nosotros también, no es eso la normalidad.
Volviendo a ‘El Inconveniente’, ¿llegó a pensar que podría tener tan buena crítica y tantas nominaciones? Para empezar, los actores ni los directores ni nadie hacen un proyecto para ganar premios, se hace para hacerlo muy bien y si luego encima tienes el regalazo de que te puede caer un premio, eso es para elevarse un poco de gozo.
El comienzo es para hacer un trabajo muy bien hecho, pero cuando te llega es una gozada, te da subidón.
Pero ya sabes que los premios hay que llevarlos con tiento, porque si se te sube a la cabeza puede ser mortal (risas), pero es maravilloso que te los den y yo he tenido de que me los han dado.
Usted da vida a Lola, ¿se siente identificada con ella en algún aspecto? Yo creo que energéticamente sí tenemos cosas en común, lo que pasa que Lola es una loca que está desahuciada por los médicos, tiene tres bypass y le importa tres narices, sigue bebiendo y fumando; y yo me cuido muchísimo. Es decir, yo tengo mucha conciencia de que los años van pasando y cómo quiero pasarlos lo mejor posible y en las mejores condiciones, para eso hay que renunciar a muchas cosas. En ese sentido no nos parecemos, yo sí me cuido mucho.
"Tengo mucha conciencia de que los años van pasando y quiero pasarlos lo mejor posible"
Pero sí me gusta la energía que tiene. Y hay una cosa que me gusta muchísimo de Lola que es que, a pesar de la golfería que lleva en el mundo y que quiere disfrutar con su dinerito que se lleve con este piso, me gusta mucho que tiene una capacidad de escuchar al otro y es capaz de, a pesar de sus años, aprender de una persona joven. Eso, de la función, es de las cosas más bellas que tiene.
Me gusta mucho también que piense más en el ahora. De las cosas que te deja la obra, es que si piensas en un amigo, un compañero, una madre, una abuela o en cualquier persona a la que tengas afecto y que por la vida que llevamos decimos ‘ya la llamaré’ o te da corte decirle te quiero, a no dejar de hacerlo en ese momento porque el lema de esta función es una frase de John Lennon: ‘La vida es eso que sucede mientras tú estabas haciendo planes’.
Hablando del ahora, ¿se ha planteado tomarse un respiro? Bueno, aunque no esté bien decirlo, a mi la pandemia me vino genial (risas). Estaba que me quería retirar, del agobio, del frenesí de trabajo y yo dije no quiero trabajar con estas prisas, me voy a retirar y se reían de mí.
Me vino muy bien porque ese tiempo me permitió centrarme en cosas sencillas mías, como mi huertecito, mis paseos, un poco de lectura... cosas de estas que no puedes hacerlas por la vorágine en la que estamos metidos. Y los actores que tenemos la suerte de tener trabajo no estamos exentos y nos impide de pronto hacer cosas súper sencillas pero que son vida.
¿Siente que le queda algo pendiente por hacer a nivel profesional? Seguro que lo hay, pero yo soy de tener los pies bastante en la tierra y no me gusta pensar en ‘si yo pudiera hacer’, ‘me he dejado esto en tintero’... porque como es una inutilidad pensar en ellas, prefiero pensar en lo que tengo. Y seguro que hay directores y compañeros con los que no he trabajado pero la verdad que en eso no se debe perder mucho tiempo. Hay que disfrutar de lo que hay. Hay que buscar un poquito el equilibrio con la humildad.
Para finalizar, un mensaje para que el público no se pierda esta obra... A mí me gusta una frase de Juan Luis Galiardo, que él decía las razones por las que deberían ir a su función; yo de esta digo que es una hora y media escasa de terapia, con risas, emociones, lágrimas, pensamientos, amor, cariño, con una especie de orquesta que funciona no solo en el escenario, también en el público, y si no, decía él al final, ‘le devolvemos el dinero’.