La historia la cuenta hoy en El Faro de Ceuta la Asociación Española de la Guardia Civil y, en concreto, su secretario nacional de comunicación, Juan Amado. Es la historia de Khadija y Salvador. Ella, una mujer que ha luchado hasta el final para que su marido pudiera recibir cuidados paliativos. Él, un agente de la Guardia Civil que ha muerto sin haberlos recibido. Este tipo de historias no deberían producirse, es indigno que para pedir unos derechos básicos que todo ciudadano tiene haya que emprender una lucha contra la administración. Es indigno pero pasa. La propia Administración extiende sus tentáculos para hacernos todo mucho más complicado hasta el aburrimiento. Pero Khadija no se ha aburrido, ha peleado por Salvador y por los muchos guardias civiles que quizá algún día se encuentren en la situación de su marido y necesiten que alguien, antes, les haya abierto las puertas.
Esa ayuda pedida por Khadija ha llegado demasiado tarde. Leo el relato de Amado -gracias por contarlo- y siento rabia por todo lo sufrido, pero mucha más por la incapacidad manifiesta que ha demostrado la Dirección General de la Guardia Civil para reaccionar a tiempo, para intervenir desde el primer momento cuando a este miembro del Instituto Armado, a este componente de unas filas que se hacen llamar familia, se le estaba negando una atención básica y digna.
Hace falta que se denuncie públicamente algo para generar una reacción. Esto es lo que pasó en este caso, pero esa reacción llegó demasiado tarde. Puede que a la directora de la Guardia Civil le interese mucho saber lo que piensan los guardias de Ceuta. Dicen que cuando visitó la Comandancia quiso hablar con ellos para conocer sus inquietudes. Eso dicen, porque la señora Gámez prefirió no atender a los medios de comunicación. No le hizo falta venir en patrullera y calzarse el chaquetón del Cuerpo como hizo el chulesco Arsenio Fernández de Mesa, optó por obviar a quienes podían hacerle preguntas que no interesaba como ahora obviará contarnos qué se ha hecho mal con Salvador, qué mensaje se le va a trasladar ahora a Khadija y qué se le va a decir a otros guardias civiles que puedan necesitar de lo que cualquier ciudadano tiene y a ellos, incongruentemente, se les niega.
Fuerza Khadija y gracias por luchar.
Soy la hermana de Salvador Moreno Izquierdo, que falleció el 27 de diciembre sin haber tenido una asistencia médica paliativa por parte de Adeslas e ISFAS , es lamentable la falta de humanidad y el.poco respeto.por la vida de una persona que lo ha dado todo por el país. Cuando han recibido todos los informes necesarios por parte de los médicos que lo asistían, que necesitaba esos cuidados paliativos. Creo que de aquí en adelante la Guardia Civil debe, al igual que todos los ciudadanos, tener una asistencia médica digna y justa ,la cual , no recibió mi hermano. Creo que el gobierno de España debe ser informado de esta negligencia. No tengo más palabras porque estoy muy apenada, gracias a todos los compañeros que se han preocupado por la salud de mi hermano y por ayudarlo en todo lo que necesitaba y mucho cariño a mi cuñada kjadilla que ha sido una gran persona luchadora y una esposa ejemplar y a.mi sobrino que se ha quedado sin su padre
. Saludos A sus compañeros
Pues si
Para la directora general de la guardia civil, al igual que para el resto del gobierno, los guardias civiles de base que somos los que restamos día a día al servicio del ciudadano y luchando contra la delincuencia, y los que le dimos el nombre de BENEMÉRITA, somos simples números.
Como ya comente ayer es indignante, vergonzoso, y algo más que tercermundista la clase política que tenemos en ESPAÑA, desde el primero hasta el último se les tenía que caer la cara de vergüenza. PERO PARA ESO HAY QUE TENERLA, TENER PRINCIPIOS, HUMANIDAD Y SER ESPAÑOL.