Dentro del mundo de la migración hay historias sorprendentes. Historias como la representada por ocho marroquíes que han conseguido llegar a Ceuta a bordo de dos kayaks hasta ser interceptados por la
Guardia Civil en la zona del Sarchal. Han confesado que habían partido de Oued Laou (
Marruecos) todos juntos, invirtiendo hasta diez horas en llegar a las costas ceutíes. En el grupo hay un menor de edad. Ellos integran la parte más llamativa de una noche de intensa presión, con intentos de salida en embarcaciones y con servicios de rescate llevados a cabo por las distintas unidades de la Benemérita. Esta noche 17 personas han llegado a Ceuta y 12 han pretendido irse sin éxito en otros kayaks, la fórmula de escapada más explotada en este verano.
Los ocho inmigrantes han sido interceptados por la Guardia Civil y allí mismo han sido registrados inicialmente por la Cruz Roja antes de su traslado al antiguo hospital en donde deben guardar la cuarentena siguiendo así el protocolo establecido. Ellos, estos ocho varones, son los que encarnan una más de las historias de la presión migratoria, historias que muchas veces esconden las penurias de quienes intentan escapar de Marruecos a toda costa ante la falta de oportunidades acrecentada por el coronavirus. La situación es complicada e incide directamente en los fenómenos migratorios actuales. El empleo de los kayaks se ha convertido en protagonista del verano, son los más usados para iniciar unas travesías marítimas marcadas por el riesgo. Aunque las autoridades han advertido de la peligrosidad de esas salidas, son las únicas embarcaciones de las que pueden echar mano quienes nada tienen y quienes buscan salir de su país a toda costa. En el caso del menor interceptado, tras realizársele las pruebas, pasará al centro de acogida dependiente de la Ciudad Autónoma.