Del kayak al contenedor. Esta fue la ruta seguida en la madrugada del domingo por tres jóvenes marroquíes que llegaron hasta la zona de Juan XXIII, en Ceuta, a bordo de una piragua finalizando su ruta dentro del contenedor que está usando la Guardia Civil en pleno Tarajal. Ahí terminan los nacionales marroquíes a los que no se les puede rechazar en frontera a cualquier hora porque no son admitidos por Marruecos.
Permanecen encerrados el tiempo que considera el país vecino hasta que finalmente los acepta. Mientras tanto están dentro de esta especie de búnker sin un mínimo acondicionamiento que lo haga considerar digno.
Se está ante un problema diplomático que está teniendo una consecuencia directa sobre funcionarios españoles: los guardias civiles a los que se les da la orden de tener a estas personas durante horas dentro de un contenedor porque el vecino país no los acepta de inmediato, como sí ocurre en Melilla. Hay jornadas en las que no se admite el rechazo en frontera desde las cinco de la tarde, lo que lleva a tener más de 15 horas a una persona en estas condiciones.
Estas circunstancias son las que hacen cuestionar una medida que no deja claro quién sería el responsable si ocurre alguna desgracia dentro de ese contenedor donde terminan personas que han realizado travesías a nado o sobre embarcaciones huyendo de Marruecos por variadas causas.
La clase política, lejos de pedir explicaciones ha optado por el silencio. Este domingo, hecha la denuncia pública, formaciones como MDyC consideraban de más interés preguntar sobre la brecha digital y el PSOE seguía con su ronda de críticas sobre el estado de barriadas o infraestructuras en colegios. El PP en su línea habitual calla y Ceuta Ya! tampoco exige explicaciones.
La Delegación del Gobierno evita dar una respuesta sobre por qué se está actuando de esta manera o sobre la legalidad de una medida que conoce.
La única inquietud en todo este asunto surge entre miembros de la Guardia Civil que tienen que ejecutar las órdenes.
La memoria reciente de episodios que han afectado al Instituto Armado y han terminado en los tribunales es clara: quienes acaban sentándose en el banquillo si ocurre alguna incidencia son los propios guardias que han ejecutado las actuaciones encomendadas ante el riesgo de enfrentarse a una sanción interna de no hacerlo, nunca quien las permitió u ordenó.
El contenedor lleva usándose desde hace meses sin que se haya dado una orden de cese de estas prácticas y a pesar de estar generando rechazo entre miembros de la Guardia Civil.
Los nadadores que alcanzan la orilla son trasladados directamente a este lugar, se avisa a Cruz Roja para que se les dé ropa seca y son metidos dentro de este búnker que tiene una ventana enrejada hasta que Marruecos quiere y acepta que se haga entrega de sus propios nacionales. Durante todas esas horas están incomunicados.
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