A altas horas de la madrugada se viven situaciones de verdadero descontrol en el tráfico en la carretera entre Castillejos y la frontera marroquí. La denuncia está en las redes sociales. Un vídeo de unos tres minutos de duración es una prueba más que palpable del descontrol que se está viviendo a altas horas de la madrugada en la frontera entre España y Marruecos. La situación que se denuncia y que puede cualquier día producir un accidente de tráfico mortal tiene como punto de inicio la salida de Castillejos en dirección a la frontera.
Quienes han tenido la mala suerte de vivir el descontrol del tráfico rodado en los últimos kilómetros cerca del paso fronterizo se echan las manos a la cabeza y hasta se felicitan porque han tenido suerte de no verse inmersos en un múltiple choque entre los automóviles.
Un caos donde impera el vehículo que sea el más osado, el que pisa más el acelerador y al que no le importa circular en dirección contraria. Verdaderos kamikazes cuyo único objetivo es llegar en mejor lugar que su contrincante hasta la frontera marroquí para, de esta manera, tener un hueco a la hora de entrar antes a Ceuta y cargar lo más rápidamente posible para regresar a Marruecos. Y así una y otra vez. Al igual que sucede con los porteadores que entran y salen a pie, cuantas más veces crucen la frontera, mayores serán las ganancias.
Todo ello, con el añadido de que también las aglomeraciones se producen tanto a uno como a otro lado de la frontera y, tanto las autoridades marroquíes como las españolas cierran, en ocasiones, la propia verja para que los vehículos vayan saliendo en pequeños grupos.
Por supuesto, quien haya tenido la oportunidad de ver este vídeo se podrá dar perfecta cuenta de que no hay ningún control por parte de las autoridades marroquíes en esta zona de la carretera cercana al puesto fronterizo. Es un caos que se está repitiendo con frecuencia a altas horas de la madrugada, cuando comienzan las carreras para encontrar la mejor posición.
Las reglas de la circulación vial no se respetan, impera la ley de la selva, hasta que un día suceda una desgracia que luego habrá que lamentar.