El juzgado de lo Penal número 2 continuó ayer el juicio contra C.A., que fue suspendido el pasado mes de mayo al no presentarse uno de los testigos: el perito que debía declarar en relación al delito de hurto por el que la acusada se sentó en el banquillo. En su declaración, señaló no haber visto las joyas, sino únicamente la denuncia, por lo que insistió en desconocer el valor de las mismas y se remitió al informe emitido tras los hechos. Con la única testifical pendiente, el juicio quedó visto para sentencia.
El Ministerio Fiscal le pide 18 meses de prisión y una indemnización a la víctima de 10.600 euros en concepto de los artículos sustraídos.
Los hechos se remontan a julio de 2014, fecha en que la acusada entró en la vivienda de sus exsuegros, en la calle Cervantes, con el juego de llaves que tenía legítimamente y se apoderó de varias joyas de oro, entre ellas varios juegos de pendientes, anillos, pulseras y cadenas, que fueron tasadas en 10.400 euros, además de otros 200 en metálico, según el escrito de acusación.
En su declaración del pasado mes de mayo, C.A. reconoció haberse apoderado de las joyas, pero que lo hizo porque eran de su propiedad, al proceder de los regalos que el entonces su marido y su suegra le habían entregado durante los más de 20 años que duró su matrimonio.
Aseguró que en el momento de los hechos se encontraba en proceso de divorcio y que fue entonces cuando su exmarido trasladó todas las joyas hasta el domicilio de sus padres, donde se dirigió para recuperar sus posesiones.
La acusada poseía una llave de su domicilio que solía emplear para acudir a ayudarles en las tareas domésticas y que demostraba la buena relación existente con sus exsuegros.
Pese a reconocer haber entrado en el domicilio para recuperar las joyas, que posteriormente vendió por necesidad, según señaló, negó haber sustraído la cantidad en metálico de 200 euros.