La juventud de Castillejos llora por la situación actual que les toca vivir. Delante tienen la
frontera con Ceuta, de la que vivieron durante años y que ahora suma, cada mes, otra prórroga de cierre sin saber a ciencia cierta cuándo España y
Marruecos acordarán su apertura. Los
comercios han cerrado, es imposible aguantar sin el movimiento que generaba una frontera viva. Los tres grandes centros ya no venden. La juventud del norte marroquí expone en un vídeo difundido por los medios del país vecino cómo se encuentra. Por las calles solo se habla de escapar, de huir, de la inmigración como última alternativa. No se puede pagar el alquiler, no se puede salir adelante, no se puede encontrar un futuro en una tierra que arrastra una agonía permanente.
Reclaman abrir el paso que alimentaba muchos hogares
La juventud de Castillejos, de Rincón, de las zonas cercanas a Ceuta reclama abrir un paso que alimentaba muchos hogares de uno y otro lado. La solución es ir a trabajar a Tánger pero explican que el problema es que piden experiencia. Hombres y mujeres vivían de los trabajos en las naves, en las casas, cargando mercancía, llevando chatarra, o alimentando el mercado clandestino de pintores, albañiles, carpinteros que a diario formaban la popular cola del paro de Hadú. Ahora todos ellos no saben dónde trabajar, no saben a dónde acudir, y las deudas se acumulan. No queda más que emigrar y muchos de ellos lo hacen 'con premio', arrastrando fardos con hachís para ganar algo de dinero en la escapada. Esta es la lectura de una situación entre fronteras con mal futuro para los que vivían del paso y con consecuencias peores porque de la falta de inyección económica se deriva otras acciones como el auge de la inmigración clandestina o el tráfico de drogas.