Cayetano V.C.,
el vecino de Villajovita, en Ceuta, que mató a cuchilladas a su hermano José Luis en septiembre del año pasado, ha escuchado este martes el veredicto de un Jurado que lo ha considerado culpable de homicidio y lo ha hecho por unanimidad. Los miembros de este tribunal no profesional no han tenido dudas a la hora de considerar que ese 16 de septiembre, armado con un cuchillo de cocina, Cayetano mató a su hermano y lo hizo no en legítima defensa, sino asestándole hasta 9 cuchilladas, la última de ellas mortal de necesidad. Esa fue la que le provocó una hemorragia que terminó con la vida de este hombre de 75 años. Para el Jurado ha quedado verificado que el
acusado incurrió en un homicidio claro, sin tener duda alguna al respecto. Al no quedar probada la existencia de un ensañamiento esa conducta no ha quedado encuadrada en el delito de asesinato, como consideraba la Acusación Particular. El
Jurado considera que no hay pruebas que corroboren la versión del acusado de que actuara en legítima defensa, tampoco hay testigos siquiera que apoyaran esa versión. Cayetano carece además de parte de lesiones, de hecho nunca lo aportó, para considerar cierta esa hipotética agresión previa que dijo había sufrido de su hermano José Luis con un espray de gas pimienta.
La declaración clave de la forense
Ahora será la
Audiencia quien, atendiendo al veredicto de culpabilidad del Jurado, tendrá que dictar la sentencia condenatoria concretando los años que se le imponen al acusado en base a ese delito. Fiscalía ha pedido que se le impongan 14 años y el abono de una indemnización de más de 98.000 euros en beneficio de la hija del fallecido.
La testifical de la medico forense fue determinante para conocer cómo fue aquel crimen o, al menos, para intuirlo. La víctima presentaba múltiples lesiones de arma blanca que no fueron causadas al vuelo, sino de manera premeditada. Tres de ellas, además, profundas. Presentaba cortes en las palmas de las manos y en el codo, signo inequívoco de cómo intentó defenderse de la cascada de cuchilladas que se le venían encima. Al contrario, el agresor solo presentó algunos cortes superficiales y nunca hechos con un tridente, sino que pudieron ser compatibles con el hecho de portar el cuchillo de cocina con el que consumó el crimen y con el que se hirió. Los informes presentados por la forense al igual que la versión ofrecida ese lunes no hacen sino ratificar que las cuchilladas asestadas por Cayetano tuvieron un único fin: agredir a José Luis. El
Jurado ha tenido en cuenta también que en ningún momento hubo una intención por parte del agresor de ayudar a la víctima o socorrerla cuando, herida, se estaba desangrando. De hecho hasta seis horas después no confesó el crimen.
Una legítima defensa que se ha desvanecido
La teoría de la legítima defensa se ha desvanecido completamente hasta convertirla en un imposible. El Jurado, que esta misma mañana recibió el objeto del veredicto, ha deliberado durante varias horas hasta adoptar las consideraciones que ha considerado más acertadas, sin tener duda alguna en torno a la culpabilidad de Cayetano. Así, con este fallo judicial, se pone el cierre a una historia que conmocionó a toda la barriada de Villajovita y que terminó con un hermano capaz de quitarle la vida al otro de esta forma tan cruel. El crimen se pudo producir entre la una y las tres de la tarde de ese 16 de septiembre pero no se descubrió hasta las ocho, cuando el propio acusado, de regreso al hogar, le comentó a un vecino que había matado a su propio hermano. La constatación de los hechos llevó a la detención inmediata del implicado que, desde entonces, permanece cumpliendo prisión preventiva en la cárcel de Mendizábal. Hoy se ha acordado la prórroga de prisión hasta que haya sentencia.