Juntos en el mar y el camposanto

Otro varón, negro y sin identificar descansa desde ayer en el cementerio de Santa Catalina, víctima de la trágica avalancha humana que dejó 14 vidas en el lado marroquí del ‘espigón de la muerte’, hace hoy ocho días. El mar arrastró su cuerpo sin vida a la playa del Tarajal este jueves donde fue recuperado por la Guardia Civil tras permanecer días bajo el agua, como ocurrió el sábado con el primero de los cadáveres abandonados por Marruecos.
Este subsahariano que ocupa el nicho número 147 en la calle de Santa Beatriz de Silva, comparte columbario con un compañero de nombre también desconocido que formó parte del grupo que protagonizó este dramático intento de entrada. Recibió sepultura en la hornacia colindante, la número 146, ambas sin lápida y en el último nivel ya que, por desgracia, es probable que sus familiares nunca vayan a visitarles ni les pongan flores por en su aniversario. Quizás siempre vivan con la incertidumbre de qué le pasó a su hijo, hermano o pareja.
Sobre las 12.00 horas, el vehículo fúnebre llegó al camposanto. Allí le esperaba una docena de residentes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), quienes mostraron su respeto por el difunto y le despidieron en un emotivo responso humanitario. Representantes de la Asociación Elín, así como sus voluntarios, arroparon al grupo y trasladaron sus condolencias.
Uno de los subsaharianos, procedente de Camerún, reveló que conocía a cuatro de los caídos en la desesperada carrera por alcanzar el ansiado bienestar europeo. El joven los definió como “compañeros de aventuras” y en el caso de Abou Bakar, llegó más allá. “Era como mi hermano. Vivimos diez años en la misma casa en Douala, la capital económica de nuestro país, en el barrio de Bonaberi”, recordó afectado.
Pero, ¿a quién enterraron ayer? Todavía nadie lo sabe a ciencia cierta pese a los esfuerzos de Elín. El camerunés que coincidió con cuatro de los muertos en las rutas migratorias que atraviesan Marruecos, les reconoció gracias a las fotos difundidas a través de las redes sociales. Junto a Abou Bakar se encuentran los también cameruneses Adamou Banku, conocido como Kenzo; Martin, y Dakole, que luce rastas.
Paula Domingo, coordinadora de Elín, sostuvo la fotografía de Kenzo, de quien sospechan que podría ser el cuerpo del último enterrado. “Su familia le busca pero no sabemos darle respuesta”, lamentó la carmelita de la caridad.
Excepto la tercera víctima reconocida por el camerunés entre las fotografías, el resto son musulmanes. No obstante, al desconocer su verdadera religión, optaron por el camposanto cristiano, lo cual no fue óbice para que otro residente del CETI oficiara la ceremonia de acuerdo con el rito musulmán. “Dios es el mismo, independientemente de dónde hayas nacido o cual sea tu religión”, comentaron los integrantes de Elín, entre ellos Paula Domingo.
Juan José Mateos, vicario de Ceuta, se encargó de oficiar el responso. Los presentes oraron por el “hermano que se marchó”, pronunció Mateos. “Suplicamos a Dios que le acoja y conceda a sus familiares el consuelo de la fé, con el consuelo de que nos reuniremos con él”, añadió. Unas palabras cuya traducción en francés fue trasladada en francés al resto de la comunidad.
En cuanto a la despedida en soledad del anterior rescatado sin vida de las aguas del Tarajal, desde Elín aseguraron que el funeral se adelantó y, cuando llegaron, había finalizado. Es posible que hoy, el tercer cuerpo hallado también encuentre su morada eterna en Santa Catalina. Será una nueva jornada de lágrimas, tristeza y otra ocasión para reivindicar que, “las personas que no pueden vivir de forma digna en sus países, puedan emigrar”, destacó Elín.

El Marítimo de la Guardia Civil encuentra el tercer cadáver en aguas españolas

Agentes del Servicio Marítimo de la Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta encontraron ayer a las 17.15 horas a unos 20 metros de la orilla  en la playa de El Tarajal, el cuerpo sin vida de un inmigrante subsahariano. Se trata de un hombre de unos 25 a 30 años de edad  y carente de documentación, según informó ayer la Delegación del Gobierno en una nota de prensa.
Se trata del tercer cadáver hallado por los agentes del Instituto Armado en aguas jurisdiccionales españolas, el segundo cuerpo en poco más de 24 horas, como ha ido informando este periódico
Este  trágico descubrimiento, al igual que los otros dos encontrados con anterioridad, están relacionados con los sucesos ocurridos la pasada semana en territorio marroquí.
Los agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil mantienen su dispositivo de búsqueda en el mar, donde aún queda al menos dos cuerpos sumergidos ya que Marruecos recuperó nueve y cinco permanecían en el agua hasta que las corrientes los arrastraron a la costa ceutí.

Rezo en el bosque, sin credos ni fronteras

La iniciativa surgió, de forma espontánea, de los propios residentes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Mientras que en otras ciudades se convocaron manifestaciones para rechazar las muertes en la frontera entre Marruecos y Ceuta, los inmigrantes optaron por la organización de un partido de fútbol en sus instalaciones en homenaje a los 14 muertos y, poco después, un funeral en el que rezaron musulmanes y cristianos sin distinción de credos ni fronteras. El escenario escogido para la ceremonia se encontraba entre los árboles, una explanada hasta la que se fueron acercando las personas que desearon rendir tributo a sus compañeros de fatigas y personas con las que, pese a no conocer, compartían inquietudes e ilusiones.
Alrededor de 60 personas, entre ellos representantes de la Asociación Elín y voluntarios de la misma entidad, participaron en la ceremonia en francés que se ofició según el rito cristiano y musulmán. Efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil reconocieron que, en contadas ocasiones, se reúne tal número de subsaharianos en las inmediaciones del centro del Jaral. Entre los presentes, cruces pero también personas que adoptaron la posición de los fieles al islam.
Tchatat Nana Jean Stephan, natural de Camerún, explicó que los participantes pidieron a Dios que bendiga a las familias de los fallecidos en el asalto masivo al espigón del Tarajal de la semana pasada así como al resto de inmigrantes que se encuentran en su misma situación alrededor del mundo. “Nuestras plegarias van dirigidas al Todopoderoso, para que proteja el espíritu de las personas que nos han dejado”, continuó este residente en el CETI. Asimismo, suplicaron al Señor que las fuerzas de seguridad marroquí y española “cambien su forma de pensar” y agradecieron a la Unión Europea que cuide de ellos aunque, reconoció en nombre del resto del colectivo, esperan ansiosos el momento de cruzar a la península y continuar con su camino.
Bessack Emon Severin, lideró el rezo para los cristianos, mientras que Mohamed ejerció de imam para los musulmanes. Una ceremonia religiosa que finalizó con gospel –música religiosa– en la que dieron gracias por encontrarse bien por la “gloria de Dios” y por la memoria de sus compañeros y, en algunos casos, de amistades forjadas en el camino a Europa.
A continuación, santificaron los alimentos adquiridos con la aportación voluntaria de los congregados, zumos y dulces que ingirieron como parte del sacramento de la eucaristía aunque con el carácter de una merienda en la que compartir y recordar a los caídos.
Entre los invitados de Elín, se encontraba su coordinadora, Paula Domingo, quien pronunció unas palabras ante las decenas de personas que se congregaron ayer en la explanada próxima al centro de acogida. “Estamos contentos porque nos hemos reunido para honrar a nuestros difuntos, pero a la vez nos embarga la tristeza porque muchos se quedaron por el camino”, comentó.