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Juicio a una exempleada de la notaría por apropiación indebida

La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta acoge desde este martes el llamado ‘juicio de los notarios’ contra B.G.U., trabajadora durante años en la notaría cuando era un local único en el que prestaban servicio tres profesionales de la ciudad.

Se le acusa de un delito continuado de apropiación indebida. Las sesiones de juicio oral previstas se extenderán hasta este jueves y como denunciantes que ejercen Acusación Particular se encuentran los notarios que operaban en el local de Pedro de Meneses.

Fiscalía pide que se imponga a la acusada una pena de 3 años y medio de prisión, así como multa de 12 meses a razón de 12 euros diarios. En concepto de responsabilidad civil se solicita una indemnización de 292.000 euros.

La acusada, trabajadora en la notaría desde 1995 a 2012, se encargaba de recoger el importe de las provisiones de fondos, su entrega al empleado correspondiente, el cobro de facturas, la devolución en su caso de los sobrantes, la práctica del asiento contable de cobro y la entrega de copias autorizadas de escrituras.

También, entre sus menesteres, estaba la confección manual de las hojas de caja diarias y la agrupación de aquel dinero en una caja física ubicada en ese local para su posterior entrega en la entidad bancaria, gozando de una amplia libertad en el cumplimiento de dichas funciones y de la plena confianza de los fedatarios públicos por cuenta de los cuales trabajaba.

Ánimo de lucro en sus acciones

Considera la Fiscalía que en fechas no determinadas, pero en cualquier caso entre el año 2007 y el mes de enero de 2012, la acusada habría realizado una pluralidad de actos destinados a lucrarse en provecho propio y en perjuicio de la notaría.

Se habría aprovechado del amplio dominio y conocimiento que tenía del programa informático Óptima, utilizado habitualmente para el registro de las facturas que se generaban en el tráfico ordinario de la notaría, para apropiarse de diferentes y numerosos importes que cobraba a los clientes de la notaría, registrando en el programa informático las facturas correspondientes a dichos cobros como ‘facturas especiales’ en un apartado separado y desconocido tanto por los restantes empleados de la notaría como por los propios notarios.

Esas facturas no se reflejaban entre las pendientes de cobro y permanecían ocultas a la vista de los perjudicados, escondiendo así la perjudicada el importe cobrado por dichas facturas e incorporándolo a su propio patrimonio personal.

Para defenderse de esta acusación, la procesada contará con su momento de declaración que tendrá lugar al final de toda la vista, siguiendo la tónica empleada por la Audiencia para garantizar mayores derechos a los acusados.

Esta mañana quienes han declarado han sido los tres notarios que, unidos, prestaban servicio en ese local hasta que se ordenó su separación en distintas sedes tras una denuncia ante el Tribunal de la Competencia.

Los denunciantes: los notarios

Fueron los tres notarios que trabajaban en la misma sede quienes en enero de 2012 presentaron denuncia. Hoy, 12 años después, han declarado como testigos y denunciantes, reclamando el dinero perdido.

En esencia han resaltado las funciones que tenía la acusada en la notaría. Una trabajadora en la que tenían confianza y con quien mantenían una buena relación. De hecho, uno de los notarios ha indicado que ella “tenía una llave de mi domicilio, por si cuando me iba y pasaba algo tuviera alguien llave”.

Esa confianza se quebró cuando, prácticamente por mera accidentalidad, descubrieron la existencia de las ‘facturas especiales’.

Esa accidentalidad se produjo cuando un trabajador de la notaría imprimió un listado de facturas y se dio cuenta de la existencia de dos sobre gastos de un hotel. Ambas no estaban correlativas, es decir, faltaba una en mitad de dos por lo que se puso en contacto con el cliente, quien verificó que la había pagado, pero no estaba sumada a la contabilidad real. Oficialmente aparecían dos facturas, pero el cliente había abonado tres.

“Eso fue a primeros de enero, el contable estaba para cerrar el mes y teníamos la seguridad de que había una sociedad que había pagado una factura de una cuantía importante, pero había una que no aparecía en factura de cobro. Vimos que no estaba bien cobrado, que no estaba pendiente, fue cuando después de que el contable analizara el programa cuando comprobó que estaba cobrando en una carpeta ‘especial’. Se miró el listado y había uno verde, pinchaba y salieron todos esos listados que tenéis conocimiento y ahí empezamos a tirar de ese hilo”, se ha explicado.

"No me lo creía, pero me lo tuve que creer"

Esa alerta fue la que llevó a verificar lo que estaba pasando, reuniéndose urgentemente todos los notarios. Como ha manifestado uno de ellos, no se lo podían creer. “No me lo creía, pero empezamos a ver el tema y sí, me lo tuve que creer”. Eso no era otra cosa que una relación de cobros de la que no tenían constancia estos profesionales.

“No sabíamos nada de las ‘facturas especiales”, hasta que en enero de 2012 se descubre todo y se procede al despido de la acusada. “Cuando se descubrió todo se le despidió. Ella estaba tranquila, se daba cuenta de que algún día iba a caer”. “Estaba muy relajada, seria, teníamos toda la documentación encima de la mesa y no hizo falta ni enseñársela”.

“Se revisó todo”, se ha aclarado. El dinero correspondiente a esos ‘especiales’ nunca apareció. Por ejemplo, hubo un caso de un cliente que había realizado 3 escrituras por las que había pagado, pero figuraban solo dos como cobradas. Había ‘facturas especiales’ que no salían en ningún listado, ni en cobradas ni en pendientes de cobro.

Todo esto ocurrió hace muchos años cuando “se hacía muchos pagos en metálico y no en tarjeta como ahora. Era fácil quedarse con cantidades. Si se fijan en las listas especiales siempre fluctuaba entre 600 y 1.000 euros. Eran cantidades muy importantes. No hay que olvidar, y eso algo importante, que ella manejaba los listados. Ha habido casos que se llamaba al cliente diciéndole que faltaba dinero y él venía con la factura acreditando que se había pagado todo. Al programa informático no se le puede engañar. Podía quitar una figura, pero el programa advierte de que se ha eliminado, por eso lo metía en listado especial”.

Aquel despido derivó en un juicio por lo Social que la acusada perdió. Ahora se enfrenta a este penal.

Los notarios nunca sospecharon de otros empleados, de hecho, cada uno tenía unas funciones específicas que desarrollar. Cuando saltó la alarma, se examinó todo al detalle hasta que, confirmadas las sospechas de lo que estaba pasando, presentaron denuncia.

La Defensa ha preguntado si vieron a la acusada alguna vez coger dinero, a lo que los profesionales de la notaría han dicho que no.

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