La titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta ha decidido renunciar a intentar tomar declaración de nuevo a uno (Ludovic N.) de los dos testigos supervivientes de la tragedia del 6 de febrero de 2014 en la playa del Tarajal localizados en Alemania después de que a finales de agosto la cita no pudiera materializarse por problemas técnicos con la videoconferencia de los que ambos países se responsabilizan mutuamente.
Las partes pueden recurrir ante la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en la ciudad esta decisión, que en caso de consolidarse daría por terminada al no quedar más diligencias pendientes viables la instrucción del caso a falta del auto que le ponga punto final, ya sea para ordenar de nuevo su sobreseimiento, como ya ha sucedido dos veces, o para llevar a juicio oral a alguno de los guardias civiles investigados.
La Sección VI de la Audiencia ya ha ordenado dos veces persistir en las indagaciones judiciales del caso tras sendos archivos por parte del Juzgado instructor. La primera vez fue en enero de 2017 y la segunda en agosto del año pasado, cuando advirtió que “ante un supuesto de un calado humano, social y jurídico tan grande como el que nos ocupa”, destacó en su primer auto, “no debían escatimarse esfuerzos de cara a agotar las diligencias indagatorias necesarias y así lograr llevar a cabo la investigación suficiente y eficaz que era requerida”.
Hace poco más de doce meses recriminó a la jueza que descartase intentar tomar declaración a los dos supervivientes referidos anteriormente “sin haber realizado el más mínimo intento de oír a los testigos propuestos y admitidos, sólo con el razonamiento de que no se encuentran residiendo legalmente en Alemania, por lo que -se supone- no podrían trasladarse a España para poder practicar la prueba, añadiéndose que no consta su paso por nuestro país en las fechas próximas a los hechos”.
CEAR también propuso a finales del pasado mes de enero que se citase a declarar a otro “testigo presencial”, un ciudadano camerunés cuya identidad responde a las iniciales H. K. y que reside documentado en España.
A su testifical se opuso la representación legal de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UOGC). “Habiéndose practicado todas las diligencias consideradas necesarias y pertinentes, cuyos resultados no arrojan indicio alguno para afirmar que la actuación de la Guardia Civil fuera delictiva, resulta innecesaria la prórroga de la declaración de la complejidad de la causa”, argumentó sin éxito.
Al final, la instructora pudo oír tanto a una de los testigos que viven en Alemania, Liliane A., como a Hervé K. La primera dijo que llegó hasta la línea de costa con un chaleco salvavidas artesanal fabricado con botellas vacías de agua y que, al adentrarse en el mar, varios migrantes le instaron a salir de nuevo porque la Guardia Civil había colocado una lancha como barrera. Después “perdió la consciencia” y la recuperó de vuelta en la orilla marroquí.
El segundo, que los subsaharianos se arrojaron al agua y recibieron el lanzamiento de “cartuchos rojos”, que algo así como “botes de humo o gases” que “desconcertaron” a los migrantes y que “dos embarcaciones” de la Benemérita se dispusieron en el agua para impedir su avance.
La causa de la tragedia del Tarajal, en la que perdieron la vida al menos catorce personas intentando entrar en Ceuta bordeando el espigón marítimo fronterizo del Tarajal, ha sido reabierta ya en dos ocasiones, la primera en enero de 2017 y la segunda en agosto del año pasado por orden de la Audiencia Provincial.
La última vez exigió a la juez instructora que “se practique la prueba testifical [de los dos testigos localizados en Alemania] o, al menos, se intente su práctica con los medios técnicos y legales de los que actualmente se dispone”.
En la primera también se mandó continuar, aunque hubiese pocas perspectivas de éxito, con la solicitud de la Comisión Rogatoria a Marruecos para acceder a las autopsias de los cadáveres localizados en su territorio, por cuya obtención el Ministerio del Interior nunca ha mostrado el más mínimo interés pese a las supuestas excelentes relaciones existentes con Rabat.
“Puede adquirir gran importancia la intervención del magistrado de enlace en Marruecos, quien quizás no pueda lograr que se lleve a cabo, pero es posible que, al menos, consiga que se dé una respuesta negativa expresa, lo que permitiría encauzar de una forma más correcta la tramitación del procedimiento”, razonó la Audiencia. Las autopsias se pidieron al menos tres veces pero hasta ese juez dio por hecho que nunca habrá respuesta positiva.
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