Con una pelota, con piedras, con cuerdas, con retos, con canicas... Casi 200 juegos que acogieron las calles ceutíes desde los años sesenta y una treintena de canciones se recopilan en un solo volumen: ‘Juegos y canciones populares y tradiciones de Ceuta’. Uno de sus cuatro autores, Raúl Guerrero Morilla, la presenta esta tarde, a las 20 horas en la Biblioteca Adolfo Suárez.
En la preparación de la obra han participado cuatro docentes: Guerrero Morilla, Carlos Vicente Martín, Víctor Ortega Linares y Laura Pérez Macías.
“Los juegos también son parte de la cultura popular”, asegura Raúl Guerrero a ‘El Faro’. “Hay muchos ‘profes’ que trabajan juegos populares, nuestra idea era que pudieran tirar de eso para que no se pierdan”, añade. Durante años los autores se dedicaron a recabar información sobre las reglas y costumbres de los niños que distinguían a Ceuta de otras localidades. Aunque los juegos, reconoce Guerrero, “son muy parecidos a los del sur de la Península”.
Con las labores de investigación, los docentes han podido comprobar la evolución de estas tradiciones y el vocabulario en torno a las mismas. Según Guerrero, muchas expresiones se están perdiendo; el ‘te la mogas’ de antes equivaldría al ‘te la quedas’ o ‘te la llevas’ de ahora. También las letras de las canciones han cambiado. “Eran supermachistas; hoy en día serían impensable. La mujer o estaba buscando novio o haciendo cosas de la casa”, refiere Guerrero.
En el libro hay una parte de contexto en la que se cuenta “cómo era Ceuta en los años sesenta” y su transformación. Carlos Vicente, maestro, la escribió. Víctor Ortega dibujó las explicaciones sobre los juegos. La obra se terminó hace al menos cinco años y, advierte Guerrero, “no está cerrada” en el sentido de que hay juegos que han variado, se han perdido o no conocían personas a las que se entrevistó o con las que se contactó a través de foros y redes sociales.
Entre los juegos caballas que mencionan en el recopilatorio están ‘San Juan del Deu’, ‘La lima’ o ‘La mariquita correcalles’. El primero consistía en formar un corro en la playa en el que cada persona sostenía una piedra, según repasó Guerrero: “A la vez que cantaban la canción la iban pasando hacia el lado derecho. Tenía un ritmo pero había momentos en que, por ejemplo, no era al lado derecho, sino que había que hacer derecha-izquierda-derecha, y después la pasabas”. De este modo, el que se equivocaba debía lanzarse al agua.
‘La lima’ también se jugaba en la arena, y la misión era clavarla para ganar terreno al contrincante, cuando se jugaba por parejas. Guerrero revela que ‘La mariquita correcalles’ solía tener lugar en la actual Plaza de los Reyes: “Una persona se agacha y los demás la van saltando y se ponen al lado. El objetivo en la época era intentar que el que saltara acabara metido en un jardín, que se diera con un árbol”.
La pobreza nos obligaba a inventar nuestros juguetes y juegos entre estos aros y llantas de bicicletas, cochecitos con ruedas de las latas La Lechera, pelotas con calcetines jugando en el parque de la residencia Virgen de Africa (parque)y otros.