Porque sí, porque ya era hora de dar un paso al frente o porque se está aguantando demasiado la inmoralidad de unos cuantos, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, rompió ayer con su talante de agradar a todos y se mostró con la claridad, hace tiempo esperada, en torno al bloque de presión que los resentidos y apartados han creado. A base de mentiras y ataques personales, quienes un día cobraron de las arcas municipales creyéndose que la política era su negocio particular se han unido para, una vez que ya no tienen de qué vivir, practicar la fácil técnica de atacar a quien ha terminado con su juego. Creyéndose acreedores de una moralidad de la que carecen, se presentan como burdos salvapatrias entregados al uso de la mentira con el único objetivo: atacar a Vivas.
Este bloque, constituido por ex cargos que llegaron a su puesto con padrino y que tras perderlo van llorando por las esquinas porque no saben ganarse la vida de forma ajena a la política, y empresarios nunca investigados que se pasean cual chulos de discoteca usando la extorsión y la amenaza por sistema porque les resultaba rentable, piensan que, disponiendo de un tonto útil en política, van a hacer carrera. Equivocada conclusión porque la sociedad no es tonta y sabe perfectamente quién es quién en este pueblo.
Vivas no va a amedrentarse ante un bloque de chantajistas que ahora son capaces de acusarle hasta de la muerte de Manolete pero mañana lo elevarían a las alturas si el presidente se plegara a sus chantajes, entonces la maquinaria panfletaria cambiaría sus mentiras por un exceso de halagos. Así funcionan.
El jefe del Ejecutivo y presidente del PP se presentó ante los periodistas en estado puro, dejando a un lado los parabienes para lanzar una advertencia clara: no se va a admitir coacción alguna. Y en esta batalla que algunos quieren liderar disparando con perdigones, se va a tener una respuesta clara y única: la defensa de la verdad.
La mentira y la manipulación terminan destapándose más pronto que tarde. Esas armas huyen de la labor constructiva porque solo persiguen un objetivo: quitar de en medio a quien se ha convertido en su problema, en una china en el camino contra sus intereses particulares. Habrá tiempo de poner nombre y apellido a cada uno de estos personajes que presentan una bipolaridad de libro: para ocultar la ausencia total de ética que profesan, resucitan disfrazados de lo más purista para intentar lecciones de transparencia.
Vivas tiene claro que con esas artes nadie le va a apartar del camino. Ni a él ni a su equipo. Porque el ataque ya no sólo se dirige hacia el presidente de todos los ceutíes, sino a quienes han sido elegidos como sus piezas claves. Ahí tenemos el ejemplo de la propia consejera de Presidencia y Gobernación, Yolanda Bel, a quien ya le han condenado. Y es que eso es lo que tienen los resentidos y chantajistas, que se creen que pueden manipular incluso a la justicia o a la Policía hasta el punto de que, antes de que ellos actúen, te presentan la confirmación de corruptelas y demás, dictándose sentencias a su modo y manera. Se sienten pequeños dioses. Sí. Pero dioses del absurdo, de la manipulación, del chantaje y del querer beneficiarse de lo público por la cara.
La alianza de “resentidos, aduladores de antaño que ahora no tocan bola, oportunistas y profesionales de sacar tajada”, como la definió Vivas, nace precisamente de eso, del veto a sus intereses. Dentro de esa auténtica mafia de la difamación hay algunos que, al menos, dan sus nombres; pero los hay, en demasía, que, cobardes ellos, se ocultan tras pseudónimos y llegan al punto de criticar negro sobre blanco a la misma persona que, luego en público, no dudan en adular e incluso estrecharle la mano ofreciéndole su apoyo. La doble moral aparece de forma innata entre algunos.
“Nos avala nuestro comportamiento, nuestra tranquilidad de conciencia y nuestra trayectoria, que desde el PP se ha dado a esta ciudad la mayor etapa de estabilidad y capacidad financiera”, aseveró ayer Vivas. Ese es el camino. Camino duro pero claro. El Gobierno tiene una meta, un objetivo que se va a alcanzar. Tiene a su líder con ganas al frente de la Ciudad y a un Francisco Antonio González Pérez, en la Delegación del Gobierno, con ganas, con fuerza, que secunda la misma línea. No hay más. En las cloacas pueden seguir maquinando los que, incapaces de demostrar algo, se entregan en los brazos del acoso y derribo. El ruido forma parte del escenario global en una ciudad en la que la meta está clara. Sigamos.