Nadie conoce como él los secretos que albergan las paredes del antiguo Hospital Militar O’Donnell. El ceutí Juan Pedro Barrera Quero se incorporó como personal laboral agregado del Ministerio de Defensa en 1979 y fue el último trabajador civil que salió del centro sanitario de Ceuta, a finales de agosto del año pasado. Hace dos semanas se jubiló, después de toda una vida dedicada al recinto.
Poco después de terminar el servicio militar obligatorio, Barrero se presentó a los exámenes para entrar en el hospital. Se incorporó como mozo de clínica. “Estuve como ocho años en el quirófano. Salieron unas plazas; se iba a jubilar el señor que estaba en mantenimiento en los talleres y yo la cogí”, relata Barrera. Tras 15 años en el recinto, asumió el puesto de jefe de mantenimiento.
En el hospital, recuerda Barrera, había siempre faena con sus cerca de 40.000 metros cuadrados y unos edificios centenarios. Las instalaciones empezaron a construirse en 1913, con motivo de la campaña de Marruecos, y en pleno apogeo llegó a alojar cerca de 440 camas y alrededor de 500 trabajadores, entre civiles y militares.
Juan Pedro Barrera pasó allí casi 42 de sus 65 años. Tiempo suficiente para ver pasar miles de pacientes y decenas de oficiales, y ser testigo de acontecimientos históricos. Se fotografió con el helicóptero medicalizado, el Super Puma, que se mandó aterrizar a las intalaciones con motivo del conflicto de la isla Perejil, en 2002. Trabajó con un médico que había prestado asistencia en la guerra de Vietnam, vio a cuatro coroneles ascender a generales. Y vivió en sus carnes sucesos de lo más curiosos. “Un día el coronel Carretero me dijo: ‘Vamos a dar una vuelta a ver cómo está el hospital y qué es lo que hay’. Nos fuimos a dar la vuelta, y llegando al mortuorio, me dijo: ‘Juan Pedro, ¿me abres la cámara frigorífica?’. Y cuando la abrí había yogures, naranjas... de alguien que necesitaba un frigorífico y las dejaba ahí”, ríe el exjefe de mantenimiento.
El Hospital llegó a tener a cerca de 500 trabajadores en activo, entre civiles y militares
Él, admite el ceutí, siempre se ha sentido cómodo entre los uniformados y guarda un gran recuerdo del lugar, que se conoce al dedillo. Aunque hubo unas semanas en las que se vio obligado a abandonar el hospital. Lo destinaron a la Unidad Logística Nº 23, al servicio de mantenimiento de vehículos, “por lo que había estudiado”, una maestría industrial. Pidió un nuevo destino y lo mandaron a la Unidad de Servicios de la Base Discontinua ‘Teniente Ruiz’. Pero no se quedó mucho tiempo. “Mi coronel del Hospital me reclamó, y el de la USBAD dijo que me podía agregar. Desde entonces no he salido nunca”, afirma con orgullo.
En 2013, cuando las instalaciones cumplían su centenario, Defensa dio por terminadas las labores originales del centro y transformó el centro en una clínica médico-pericial. Hasta que, siete años más tarde, se decidió que echara el cierre definitivo.
El año pasado, el director general de infraestructura militar le entregó la llave al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, para simbolizar la cesión del espacio. Barrera se quedó junto a otro compañero, Juan Caravaca: “Todavía había que entregar cosas, muchas se reciclaban para otros cuarteles”. En el verano de 2020, la nueva unidad de Caravaca pidió que se incorporase a su destino y el exjefe de mantenimiento presenció a solas el ocaso de la clínica. Fueron unos últimos días, confiesa Barrera, “de desconsuelo”. “Se me venía el cielo abajo pensando en lo que había sido el hospital y en lo que había quedado: en nada”, rememora. Sin embargo, en sus últimos meses cotizando, el ceutí no se desligó del todo del lugar.
El Centro de Historia y Cultura Militar de Ceuta, en el castillo El Desnarigado, reclamó a Juan Pedro Barrera y pudo por fin llevar a cabo la propuesta con el coronel y ginecólogo Manuel Lupiani: montar una sala con material quirúgico y mobiliario que se hubieran usado en algún momento en el hospital. Ahora, ya jubilado, dedicarse a su familia, pasear. También se ha habilitado un espacio en el que se ha instalado la capilla del antiguo sanatorio.
Un quirófano del antiguo Hospital Militar, reconstruido en el museo del Desnarigado
El Centro de Historia y Cultura Militar en Ceuta luce en una de sus salas un quirófano tal y como se podía ver en el antiguo Hospital Militar O’Donnell a mediados del siglo XX. Se exponen una camilla de los años cincuenta que se trajo del protectorado de Tetuán; material quirúrgico, como unas vendas de gasa que se utilizaban en los años setenta, y otros utensilios que manejaba el personal sanitario.
También se muestran unas bomboneras para esterelizar, frascos y cajas de medicamentos, un microscopio o un gotero. El exjefe de mantenimiento del hospital participó en el montaje de la sala, que ideó junto al coronel médico Manuel Lupiani y se ha llevado a cabo a partir de octubre. También se ha trasladado la capilla del hospital.
El Centro de Historia y Cultura Militar agradeció a Juan Pedro Barrera su labor como personal laboral del Ministerio de Defensa
El ceutí Juan Pedro Barrera Quero volvió al Centro de Historia y Cultura Militar ayer por primera vez después de jubilarse a finales del mes pasado. En este recinto, ubicado en el castillo El Desnarigado, lo recibió el coronel De Jesús. El oficial militar aprovechó la visita para entregarle el libro Aspectos Militares de la Historia de Ceuta, una forma de agradecer su trabajo para el Ministerio de Defensa. Barrera se incorporó como personal laboral agregado en 1979. Desde entonces, ha desarrollado la práctica totalidad de sus tareas en el antiguo Hospital Militar. También pasó, de manera efímera, por la Unidad Logística Nº 23 y la Unidad de Servicios de la Base Discontinua ‘Teniente Ruiz’. Durante su último medio año, Barrera ayudó a montar una sala en el Desnarigado dedicada al histórico hospital.
Que la vida te sonria en tu nueva situación junto a tu esposa e hijos. Un abrazo fuerte Juan.
Compañero felicitarte porque aunque yo llegue de voluntario de sanidad en 1978 me agregaron al hospital militar a finales 1978 y coincidi contigo pero nunca supe tu trayectoria profesional la cual es de un gran mérito por los servicios prestados en las diferentes profesiones que realizaste por tus cualidades innatas y variadas que he podido leer, mi gran admiración por haber llevado a cabo durante tantos años esa profesión tan difícil que es la sanitaria y haber podido llegar a la jubilación, ya que tenemos muchos compañeros que recordamos y no están con nosotros, yo me marche en octubre 1985 a Zaragoza y por eso a lo mejor desconecte un poco de Ceuta, y perdí contacto con vosotros pero ya volví a mi tierra que es donde nací, mi alegría ver estas letras de tu vida laboral y que sigas con ese amor que dedicaste a tus cualidades y pudiste adaptarte a muchas profesiones.
Te deseo mucha salud y disfruta de tu jubilación que bien te la mereces.