Este año 2018 se iniciaba con pérdidas personales importantes en nuestra ciudad.
Se recordaba a políticos y personas de relevancia, que tras una trayectoria brillante en Ceuta, nos dejaban es estas fechas marcando tras de sí la huella de un trabajo y un buen hacer que permanecerán en el recuerdo colectivo más allá de su propia existencia.
Un caso similar es el del sacerdote y Director del Secretariado de Misiones y Ecumenismo del Obispado de Cádiz, Juan Manuel Piña Batista, que nos dejaba el último día del 2017, tras un año de enfermedad en el que luchó por compatibilizar los problemas de salud con sus tareas diarias, tanto en su Parroquia, en la Universidad, como en el Obispado.
Juan Piña fue destinado a la Parroquia de San Juan de Dios, en Villa Jovita, allá por el año 1.982. Era entonces un joven sacerdote que vivía su primer destino con ilusión y ganas de trabajar, plenamente convencido de que era posible llevar el amor de Dios a todas las criaturas, a todos los lugares, en todas las circunstancias, con naturalidad, con cariño, con alegría.
En la Parroquia de San Juan de Dios trabajó con todos los grupos, adultos, jóvenes, niños, matrimonios…. modernizó la organización de la misma a través de la creación de los Consejos Pastorales y los diferentes grupos de trabajo; formaba, convivía, escuchaba, acompañaba, orientaba….. Realizó una labor encomiable que ha mantenido unidos en la distancia a todos cuantos en aquellos años tuvimos la suerte de trabajar y crecer con él.
Cuando el día 31 nos anunciaron su muerte, se generó una cadena de dolor y desconsuelo que disparó todas las alarmas y activó las redes invisibles que nos han mantenido unidos, sin darnos cuenta, a todos los parroquianos de aquella etapa…. Todos nos llamábamos, nos consolábamos, nos parecía increíble que alguien que había significado tanto para nosotros pudiera dejarnos huérfanos…
Pero la perspectiva del paso de los días, y el convencimiento de que nadie muere del todo mientras lo recordemos, la seguridad de que la muerte sólo es un paso necesario e imprescindible para volver al Amor incondicional del Padre, para aceptar con humildad nuestra finitud, la verdad absoluta de la continuidad del Espíritu…..todo ello nos hizo recordar lo que Juan nos enseñó….la validez y el poder de la oración y la aceptación de la voluntad de Dios.
De esta manera, intentando entre todos encontrar una manera de expresar nuestro sentir, llegamos al convencimiento de que la oración y la celebración de la Eucaristía eran la pieza clave para vivenciar nuestro cariño hacia nuestro Juan, para rezar por él y celebrar nuestra fe como él nos enseñó. …Es nuestra fe una forma de vida basada en el Amor y la alegría de vivir, una opción de aceptar con humildad y dar gracias, de dar la mano al hermano en los buenos y los malos tiempos, en el Aquí y en el Ahora, hasta la Eternidad….hasta nuestro próximo encuentro Juan….Os invitamos a todos los que lo conocisteis a que compartáis con nosotros este tiempo de oración hoy sábado, 13 de enero, a las 19,00 horas en la Parroquia de San Juan de Dios de Villa Jovita y aprovechamos desde aquí para expresar nuestra tristeza por su pérdida a toda su familia, la de sangre y la de los lazos de la amistad y el amor.
Descansa en Paz, Juan. Nunca te olvidaremos. Gracias por todo.
…. Realmente, Juan, eras un hombre tocado por Dios….