A finales de mayo tendrá lugar la octava edición de las Jornadas Jurídicas de Ceuta. Aún recuerdo aquella primera apuesta, cuando se trajo a Baltasar Garzón para ofrecer una conferencia en la ciudad. Después llegaría la visita de Javier Gómez Bermúdez, de Fernando Grande Marlaska, de Consuelo Madrigal, de Carlos Lesmes... de pesos pesados del ámbito judicial desplazados a Ceuta para abordar asuntos de actualidad. Cuando la primera edición alcanza un nivel elevado, resulta complicado superarse, pero lo cierto es que en el caso de estas jornadas cada edición supera la barrera, bien por la categoría de los ponentes desplazados o bien por los temas que se abordan. Esta octava edición ya promete teniendo en cuenta que uno de los asuntos que se quiere abordar es el tema jurídico militar y que se va a pelear para que Clara Martínez de Careaga, única mujer de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, pueda ofrecer una de las conferencias.
La vocal del Consejo General del Poder Judicial, Pilar Sepúlveda, celebraba ayer en una entrevista con FAROTV el nivel alcanzado, situando estas jornadas en un referente a nivel nacional. Apreciación que no debe ser pasada por alto, muy al contrario, debe causar orgullo por haberse logrado ese posicionamiento gracias al trabajo y empeño que durante años se ha llevado a cabo bajo la dirección del magistrado Fernando Tesón.
Los reconocimientos llegan cuando se ha trabajado duro durante mucho tiempo confiando en recoger los frutos. Ceuta como referente judicial es el gran premio a un trabajo constante, callado y complicado que marca el camino a seguir en otros ámbitos profesionales.
Son muchos los temas que pueden debatirse en este auténtico foro de altura en el que, quizá, debiera procurarse una mayor cercanía al ciudadano. No podemos seguir caminos distintos, sociedad y Justicia deben ir más unidos porque desgraciadamente seguimos sufriendo una falta absoluta de conocimiento sobre el funcionamiento de la Justicia que ésta tampoco se encarga de paliar, lo que lleva a malas interpretaciones de sentencias, a críticas injustas sobre el trabajo de la clase judicial... En definitiva a elevar más esa barrera entre el ciudadano y el sistema que está llamado a defenderle. Unos y otros parece que tengamos recelo a conocernos mejor. Quizá estas jornadas puedan ayudar además de a engrandecer la oferta de formación del Consejo General del Poder Judicial, a avanzar en esa cercanía. Años tienen por delante para lograrlo.