El presidente de SOS Desaparecidos, la organización no gubernamental y sin ánimo de lucro más importante de España de su tipo, Joaquín Amills (Badalona, 1957), ha impartido este sábado una de
las conferencias del programa de las jornadas de formación que la Asociación de Voluntarios de
Protección Civil, en colaboración con la Consejería de Presidencia y Relaciones Institucionales de Ceuta, está desarrollando este fin de semana para 25 nuevos miembros.
SOS Desaparecidos mantiene actualmente 600 casos abiertos sobre personas a las que su entorno más próximo no encuentra y ha difundido a través de las redes sociales casi 2.500 alertas durante el último año y medio. “Entre el 96% y el 96,5% se resuelven en horas o días encontrando al desaparecido en buen estado o fallecido, pero cada día hay una o dos personas en España que se convierten en un caso de larga duración, con lo que ese porcentaje tan elevado se relativiza”, advierte. Amills lo sufrió en primera persona hace ahora 14 años, cuando su hijo Júnior salió a navegar en una embarcación junto a un amigo y no regresó nunca. Su acompañante dijo que habían ido a por un alijo de hachís y que habían saltado al mar al quedarse sin combustible, pero desde entonces todo son preguntas sin respuesta, un “luto congelado” que resulta más difícil de digerir que la muerte confirmada “porque falta la verdad, que es más importante hasta que la justicia”.
-¿Qué tienen que saber los voluntarios de Protección Civil sobre cómo hacer frente a una desaparición? -Intento trasladarles la perspectiva de la familia más allá de lo que todos sabemos. Esos allegados pasan horas, días, meses, a veces años, en un duelo congelado, sin saber ni dónde, ni cómo ni cuándo... Es la frustración de no alcanzar la verdad, la libertad, la seguridad, la justicia, aunque no exista un culpable.
-Cualquier desaparición, no dejan de insistir las Fuerzas de Seguridad, sea en las condiciones que sea, hay que denunciarla cuanto antes, ¿no? -Sí. Ante cualquier situación que no es normal hay que poner la denuncia cuanto antes. Si la persona aparece solamente habremos perdido tiempo, pero si no lo hacemos cargaremos con la losa de haber dejado pasar unos instantes que pueden ser decisivos para hacer un gran número de actuaciones imprescindibles en primera instancia. A veces se tarda por vergüenza, porque hay algún matiz de ilegalidad... Eso no debe importar, porque las Fuerzas de Seguridad van a investigar igual con independencia de todo lo demás y cuantos más datos se aporten, mejor.
-¿Cuál es el papel de SOS Desaparecidos en esos momentos? -Nuestros teléfonos [649 952 957 / 642 650 775] están activos las 24 horas de los 365 días del año. Pedimos que se nos remita foto y copia de la denuncia y en 20 minutos, un tiempo récord, difundimos la información básica. Después, si el entorno lo necesita, podemos poner a su disposición apoyo jurídico, psicológico, perros de búsqueda que colaboren con las Fuerzas de Seguridad si lo aceptan...
-¿Cuál es la estructura de la organización que preside? -Nos constituimos en 2010 como una organización sin ánimo de lucro y presupuesto cero y así seguimos. No pedimos ni aceptamos dinero de las familias de desaparecidos, no tenemos cuotas y no recibimos subvenciones. Nuestra única moneda es la solidaridad y gracias a ella contamos con 44 coordinadores zonales, letrados, periodistas, psicólogos, detectives, criminólogos... También hemos suscrito acuerdos de colaboración con ayuntamientos o entidades privadas como la Asociación Profesional de Detectives Privados y disponemos de 49 equipos de peros y drones que activamos si las familias lo requieren y la Policía lo acepta.
-¿Ya tienen infraestructura en Ceuta? -Nuestro coordinador es José Méndez Ríos en la ciudad autónoma. Aunque no tenemos equipos en Ceuta, desde Cádiz, por ejemplo, se podrían trasladar si fuese necesario. Además, espero que cuanto antes podamos organizar allí unas jornadas presenciales con las Fuerzas de Seguridad, Protección Civil, Cruz Roja, voluntarios...
-¿Cuántos casos activos mantienen actualmente? -Unos 600. Durante el último mes y medio hemos subido a redes sociales casi 2.500 alertas. El 96% o el 96,5% se resuelven en horas o días encontrando al desaparecido en buen estado o fallecido, pero cada día hay una o dos personas en España que se convierten en un caso de larga duración, con lo que ese porcentaje tan elevado se relativiza. Cada año hay 700 u 800 personas a las que
no encontramos en nuestro país, esa es la cifra real.
-¿Cuál es el perfil más frecuente de desaparición? -Nos encontramos muchas fugas de menores, de centros o sus casas, que se resuelven en 48 o 72 horas o unos días. También de adultos por discusiones u otras circunstancias con el mismo final habitual. Luego están las desapariciones involuntarias no forzadas, de personas mayores con daños cognitivos o de cualquier edad con problemas de Salud Mental. Se trata de situaciones que requieren de una acción inmediata porque el tiempo no corre a favor y las Fuerzas de Seguridad están cada vez mejor preparadas para afrontarlas. Finalmente existe un porcentaje mínimo de desapariciones forzosas, un total de 35 durante el año pasado.
-Usted, que lo ha pasado en primera persona, ¿cómo se vive con una desaparición no resuelta? -Hay que aprender a sobrevivir. La desaparición es peor que la muerte de un ser querido, aunque sea imprevista, porque en ese último caso, sin minusvalorar el dolor, puedes saber lo que ha ocurrido y dar sepultura, cerrar el duelo. El otro queda congelado, es una vida en la esperanza de saber qué pasó, la verdad, que es el elemento fundamental, más que encontrar los restos, más incluso que la justicia. Saber qué, cómo, cuándo y dónde es básico para poder pasar página. Sin la verdad no puedes cerrar el duelo y las preguntas del primer día se van incrementando así pasen 14 o 20 años.