Algunos lo achacan a despistes, otros a que “la gente va más pendiente del móvil que de por donde pisa”. Hay quien apenas le da importancia. Pero lo innegable es que desde que se instaló el nuevo pavimento en las calles Jáudenes y Gran Vía se han sucedido una serie de caídas nada fortuitas. Jóvenes y mayores, ninguno ha quedado indemne a esa falta de perspectiva entre la acera y la calzada, como denunciaban los vecinos de la zona. Y es que, si bien la remodelación está proyectando unas calles amplias, luminosas y modernas se ha encontrado con un punto negro en las nuevas ‘baldosas asesinas’ que han dejado a varias personas en el suelo, concretamente a cuatro, al no poder distinguir el cambio de pendiente. Esas las conocidas oficialmente pero puede haber más.
El Gobierno de la Ciudad ya tomó cartas en el asunto de forma provisional hasta que los trabajos concluyesen. Así la Dirección Facultativa de las obras revisó los puntos en los que se produjeron las cuatro caídas registradas por Cruz Roja y procedió a la instalación de vallas para delimitar la zona de paso de peatones mientras continúen los trabajos. Medida provisional que este jueves ha dado un paso más a expensas de convertirse en solución definitiva y que se ha traducido en distinguir a través de una pintura azul verdosa llamativa las áreas situadas junto a la calzada y el desnivel de la acera.
La poca afluencia que ahora registra la calle no ha pasado desapercibida ante los trabajos que se estaban acometiendo. Con parada junto a los operarios, observaban con atención a la vez que le daban su beneplácito. “Toda precaución es bien recibida”, comentaban. “Creo que al pintarlo de un color llamativo ahora se podrá distinguir la acera de la calzada y quien se caiga será porque no está atento”.
Sin embargo, no llueve a gusto de todos y, como siempre, hubo algunos, aunque los menos, que observaban que “de poco o nada” iba a servir , más allá “de dejar Jáudenes más bonita”. En opinión de esta corriente ciudadana, “lo ideal sería delimitar el escalón de la acera con una franja amarilla. Así, sí sería perceptible el cambio de desnivel”.
Pronto es para hacer una valoración de si la medida puede llegar a ser lo efectiva que se pretende. De lo que no cabe duda es de que la calle ya luce con otro color y que ya la falta de perspectiva es complicada de sostener.
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