Estamos en tiempo de adversidades y lo mejor que se puede hacer en estos trances, aparte de no angustiarnos y rezar, como dice el Eclesiástico, es tomarse las cosas –que son muy preocupantes- con cierta ironía y buen humor, siquiera sea por unos minutos. De ahí –aunque en ellos se toquen temas bien serios- los párrafos que siguen, en los cuales aparecen ciertos términos poco usuales cuyo significado me permito aclarar entre paréntesis y de acuerdo con la acepción más apropiada al caso de entre las que aparecen en los diccionarios (RAE y Larousse, entre otros).
A ZAPATERO.-
Estoy seguro de que los compañeros que durante la campaña electoral de 2004 te bautizaron como ZetaPé –y perdón por lo del bautizo- desconocían en aquellos momentos lo atinado de tal apelativo.
Porque tú, ZetaPé, te ZamPaste (te metiste de golpe) en La Moncloa, sacándole jugo a unos terribles acontecimientos y pasándote por el arco del triunfo el día de reflexión. Lo hiciste con ZurraPas (con escasa limpieza moral), agarrándote a lo que fuese para subir, como la ZarzaParrilla (planta trepadora) y convirtiéndote así en una especie de ZuruPete (intruso).
Eres zanquilargo y, eso sí, tienes buen pico, aunque algo retorcido, igualito, igualito, que un ZaraPito (ave zancuda de pico larguísimo y curvado). Con tus ideas, propias de un ZarramPlín (chapucero, entrometido, chisgarabís), nos estás dejando una España ZarraPastrosa (rota y andrajosa). Te has lanzado como un ZoPilote (ave de rapiña) sobre nuestros principios y valores tradicionales, fomentando divisiones territoriales, humillando y postergando a las Fuerzas Armadas, recreando episodios -que estaban superados- para enfrentar entre sí a los españoles, y buscando, por añadidura, las peores amistades en el exterior, con lo que has demostrado ser un perfecto ZamPatortas (persona que da muestras de incapacidad, torpeza y mala educación).
Negaste una y otra vez una crisis evidente, derrochaste el dinero y el crédito de todos, y ahora, tarde, mal y a la fuerza, tras organizar esa enorme ZaPatiesta (situación confusa y desordenada), te pones a bailar el ZambaPalo (danza grotesca) sobre nuestras cabezas, dedicándote a fastidiarnos todavía más y a ZaPatearnos (traernos a mal traer), con todo lo cual estás montado un tremendo ZiPiZaPe (alboroto).
Como parece haber insinuado Felipe González, has demostrado ser un ZoPenco (necio) al tratar a ZaPatazos (de forma desconsiderada) el Derecho Natural, la moral, la familia, el matrimonio, la educación, la Historia, la vida del feto y la Religión que profesa una gran mayoría de los españoles, confundiendo interesadamente la aconfesionalidad constitucional con un laicismo radical.
Te mereces, ZetaPé, un severo ZurraPalo (reprensión áspera), que te vayan dando unos hermosos ZaPallos (calabazas) y que, de propina, te aticen con una ZamPa (estaca), todo ello por ser, además de lo antedicho, una verdadera ZuPia (lo más inútil).¡ZaPe, ZaPe, ZetaPé!