Sí… creo que he superado esas aguas bravas que saltan en todos los ríos y mares. Aquellas… que hacen espuma haciendo la vida difícil y muchas veces imposible. Sí… creo que he superado aquella infantil edad donde pensaba que tenía razón y además tenia que imponerla a los demás. ¡Cada cual tiene su historia y su memoria! Pero, ya el tiempo y mi historia personal, me ha hecho llegar a la conclusión de aquellas fueron épocas de juventud pasadas, muchas veces estériles, que todos estamos condenados a recorrer. Ahora, quiero ser la hoja pardeada y ya caída del árbol. Aquella que superadas las torrenteras que tanta emoción le causaba su verde color, solo busca los remansos de aguas mansas, donde pueda mirar el azul del cielo, pensar y disfrutar del verde de sus tranquilas orillas. ¡Porque, todo no va a ser comida del gusano! Y de esta manera veo que es así como se deben mirar las cosas que en la mente se anidan.
Por ello, me agrada ser como el tronco donde hormiga que hace su nido o donde la araña teje su tela para cazar. Porque… es… en ese tronco viejo donde se labra la vida. Es el estupor de existir, que siempre abruma cuando uno piensa en su casa. Consecuentemente… ¡No necesito la comprensión de nadie! El estanque en el que habito, lo he hecho mío. Y en él me balanceo tranquilo sobre sus calmas aguas. Solo son mis pensamientos los que siempre me galopan por dentro. Pero, también mantengo el espíritu gentilicio romano. ¡Son cosas de la historia del pensamiento! Es decir… ¡Que a mí, me importan mis generaciones de jóvenes que ahora caminan… creo… que a veces por calles indefinidas! Y creo que cada época histórica forja a sus hombres y mujeres. Y me pregunto ¿Qué legado histórico dejamos? Porque les guste o no a nuestros jóvenes, fuimos nosotros los que construimos el actual mundo hedonista que ellos han adquirido, y la crisis en la que deben vivir. Un mundo heredado como antes nos dejaron nuestros padres a nosotros. Por cierto… nos dejaron con un patrimonio inmenso, que nosotros hemos dilapidado egoístamente. Y… dentro de mi filosofía gentilicia, miro a nuestros jóvenes con cierta desazón. ¿Serán capaces de construir su mundo, como nosotros hicimos con el nuestro? ¿Y con qué? Además… ¿serán capaces de construir el mundo para su próxima generación? ¿Qué les hemos enseñado? ¿Creen que todo lo que tienen y disfrutan es algo que les corresponde por derecho, y que por ello no deben luchar para mantenerlo? ¿Consideran que todo lo que tienen es algo que se mantiene solo y que deben ser los demás quienes están obligados a conservarlo? Porque el mundo occidental no ha surgido por que sí. Pensamientos, dramas, guerras, venganzas, sangre y muchas más cosas lo han forjado así. ¡Y así se hizo Occidente! ¡Un mundo en el que muchas generaciones anteriores lucharon, y quisieron que así fuera! ¿Buscaban quizás el sueño de un jardín que dicen que en algún tiempo existió?
Las personas no somos animales sobre los que la historia pasa por encima ignorándonos. ¡Somos hombres y mujeres libres, que creamos nuestra historia! No es un pensamiento baladí, pero… ¿hemos educado a nuestros jóvenes para tomar las riendas de su propia historia generacional? ¿Cuáles son sus prioridades y voluntad de futuro? Y… ¿qué tipo de sociedad quieren forjar en su momento histórico? Mas… que nadie se olvide: ¡salvar algo, significa destruir algo! Y esto, quiero que se entienda como una tremenda critica a las infinitas ONG subvencionadas que, capaces de ofrecer sus ideas indiferentes a la sociedad que las alimenta, amartillan el mundo que estamos manteniendo. ¡Son gentes que desconocen el valor de su ciudad y de sus principios heredados!
Por todo lo anterior, quiero desde estas líneas, dar las gracias a la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: Guardia Civil y Policía Nacional por arriesgar sus vidas defendiendo mi estanque tranquilo. Y esto, aun cuando muchos buenitas ignorantes del valor de las cosas, no lo reconozcan. Y yo que vivo en mi casa ¡Ceuta! Y sé de lo que hablo. Quiero en estas líneas que conste ni agradecimiento… ¡Gracias por vuestro trabajo en la frontera, defendiendo nuestra ciudad! ¡Y seguid haciéndolo igual, como lo estáis haciendo!