El próximo mes de noviembre se cumplirá un año del trágico accidente que sufrió el policía nacional Ismael Derdabi en el colegio ‘García Lorca’. Una madrugada de infarto donde quedó gravemente herido tras caer desde lo alto del techo del centro escolar cuando buscaban a unos ladrones. Todavía aún no hace vida normal, ni siquiera sabe si podrá reintegrarse al servicio activo.
Sin embargo, no pasa por una buena época, pero no ya por la situación de las consecuencias del accidente, sino anímicamente. Confiaba en que este próximo 2 de octubre, festividad del Patrón de la Policía Nacional, recibiría una distinción por haber arriesgado su vida, y tal y como le habían prometido, pero no ha podido ser. Ha quedado fuera y eso le ha tocado profundamente. Le ha herido en lo más profundo de su ser.
No quiere hablar, no es el momento y también su sindicato, el SUP, prepara una campaña de apoyo a Ismael.
A las pocas horas de suceder el accidente le operaron de la fractura de cadera y de la fractura del fémur, pero Ismael Derdabi Montegordo tenía, como consecuencia de esa caída desde 15 metros, más partes de su cuerpo rotas. El codo del brazo derecho le estalló, al igual que el hombro del mismo lado y en el brazo izquierdo también con una escayola por fractura en los escafoides. Las dos primeras operaciones se resolvieron de urgencia porque eran las más importantes y cuarenta y ocho horas después decidieron evacuarle al Hospital de Jerez, donde su cuadro médico es especialista en operaciones de codo y hombro, debido a la gran afición que existe al mundo del motociclismo en la ciudad por la existencia del circuito.
Ismael no lo pasó nada bien. Recordó entonces que las tres noches que pasó en la UCI de Ceuta “para mí se quedan”. Algo parecido le sucedió en el Hospital de Jerez, donde durante una semana casi no podía dormir como consecuencia de una de las secuelas que le quedaron de la operación a la que fue sometido por espacio de ocho horas.
“Se me formó un coágulo en la parte detrás de la cabeza. Normalmente, te ponen una almohada redonda para que puedas aguantar tantas horas, pero es mucho tiempo y el cuerpo se resiente. Pues bien, pasé una semana muy mal, sin poder dormir y muy nervioso” nos relata a los 40 días de lo sucedido.
No fue de los primeros radiopatrullas en llegar esa noche a las instalaciones del ‘Federico García Lorca’. Cuando aparcó el vehículo ya había otros compañeros viendo lo que pasaba. Se dirigieron a la parte trasera por si desde allí se venía algo. “Desde los balcones los vecinos nos iban dirigiendo. La verdad es que como soy muy ágil debido a que practico mucho deporte escalé el muro y ayudé al alumno en prácticas que se vino conmigo”.
Resultó que las luces del edificio escolar estaban encendidas. “Nos acercamos y comprobamos abriendo las ventanas desde fuera que no había nadie en ninguna de las aulas ni de las oficinas”.
Fue cuando recibieron el aviso de que los ladrones estaban en el techo. Se pudo encaramar al mismo y no venía nada, pero les indicaron que en ese instante estaban subidos a la estructura superior del polideportivo. A través de una escalera de hierro accedió hasta esa zona. Pisó y vio que era resistente, “pero había una parte oscura, donde no se veía nada, con tan mala fortuna que pisé y vi como me caía al vacío. Quedé con las dos piernas en la parte del techo enganchado y me cogí a un cable con una de las manos. Pensé en subirme pero era imposible. Tampoco podía dar un salto hacia una de las estructuras de la cubierta porque estaba a tres metros de distancia. Sabía que iba a caer y debía hacerlo de la mejor manera posible. Solté las dos piernas y ya me quedó cogido solo del cable y le advertí a mi compañero que caía…”.
En medio segundo chocó contra el suelo y rebotó de manera que su cabeza también sufrió daño al estrellarse contra el cemento.
Llamó rápidamente a su compañero para que se le acercara. Una experiencia como ya en su día nos comentó este agente en prácticas de las más fuertes que había vivido en su corta experiencia policial, pero igualmente coincide con Ismael que estas situaciones son inherentes a la profesión que han escogido.
José Guillermo González Corrales, criminólogo, experto en seguridad y profesor tutor de criminología en la UNED, se ha mostrado muy crítico con la no medalla a Ismael. "Un ejemplo más de la incapacidad de algunos/as. Éste agente se merece la Medalla al Mérito Policial con distintivo rojo. Estuvo a punto de perder la vida en una actuación policial. Si salió de esa situación fue por la protección de los Ángeles Custodios", concluye.
UGT Ceuta considera que es "triste, injusto e incomprensible" que no se le haya entregado la medalla al policía nacional Ismael.
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