Islandia, huésped de honor en la Feria del Libro de Fráncfort de este año, puso hoy la imagen de los lectores en el centro de su presentación, en uno de los pabellones más artísticamente diseñados de cuantos se recuerdan en los programas de países invitados. Al ingresar al pabellón islandés, lo primero que se ve es la proyección de una mujer sentada en un sofá que lee en un libro, de espaldas a una pequeña estantería llena de libros.
La mayor parte del tiempo, la mujer lee en silencio pero, de cuando en cuando, empieza a leer también en voz alta.
"Decidimos, creo que como primer país invitado a esta feria, traer a los lectores", dijo el director de la presentación islandesa, Halldór Gudmundsson.
Con esa intención, se celebró un concurso en el que se invitó a los islandeses a enviar fotos de sus bibliotecas privadas. Las mejores se exponen en el pabellón, así como una serie de vídeos en los que los lectores islandeses leen su libro islandés preferido.
Las imágenes de los lectores se complementan con otras de la naturaleza islandesa, en parte inhóspita.
"Islandia tiene sólo una franja habitada al borde de la costa. Hacia el interior, todo es desierto", dijo Gudmundsson, que considera que esa cercanía entre la civilización y la naturaleza salvaje suele ser un buen abono para la producción de literatura.
También el escritor Arnaldur Indridason considera que la dureza de la naturaleza islandesa es propicia a la literatura.
"La naturaleza es áspera, el clima es uno de los peores de Europa, geológicamente la isla está en proceso de surgimiento, como lo muestran los constantes terremotos y las recientes erupciones volcánicas. En pocas palabras, Islandia es el lugar ideal de residencia para poetas y escritores", dijo Indridason en su discurso en la ceremonia original.
Los islandeses tienen fama de ser excelentes lectores, las estadísticas muestras que cada islandés compra ocho libros al año, y también productores casi compulsivos de literatura.
"Muchos islandeses creen que no existen mientras no hayan publicado un libro", bromeó Gudmundsson.
De la literatura islandesa actual, lo que más se conoce es la literatura policiaca, con autores como Indridason o Sjón, ambos traducidos al español. Hasta ahora, el gran éxito del programa ha sido que se publique en alemán una edición completa de las sagas islandesas que son, no sólo la base de la literatura de Islandia, sino también de todas las literaturas nórdicas.
Las sagas han tenido lectores ilustres, que van desde Jorge Luis Borges hasta Dashiell Hammett, el clásico por excelencia de la novela negra. Gudmundsson sostiene que en los primeros libros de Hammett hay influencias de las sagas, obras llenas de intrigas y asesinatos que, en cierta manera, anticipan también la novela policiaca actual islandesa.
En todo caso, según lo dijo Indridason en su discurso, la literatura islandesa empezó ya con la colonización de Islandia, porque los colonos habían llegado a "una isla en la que nada tenía nombre" y había que inventárselo.
También se empezó, desde el comienzo, a registrar la historia, en una pulsión que sigue presente hasta el día de hoy.
Los nombres clásicos como los del historiador Snorri Sturluson, una obsesión de Borges, o el Premio Nobel Halldor Laxness no podían faltar en un panorama de la literatura islandesa, y naturalmente no faltaron en los discursos inaugurales.
Sin embargo, el programa está dedicado ante todo a la literatura actual y en Fráncfort estarán presentes durante esta semana 39 autores islandeses. Algunos de ellos tienen en sus libros un claro vínculo con la tradición literaria islandesa, como es el caso de Oskar Gudmundsson, de que quien se acaba de traducir al alemán su libro "Snorri Sturluson. Homero del Norte".
En otros, el vínculo es menos explícito, pero la conciencia de ser un país que en buena parte se define a través de su literatura parece presente en todos.-EFE
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