Fue por el año 1973 cuando me encontraba con mi compañero Jesús en el recreo del colegio la Sagrada Familia, no sé de qué manera con seis años cada uno comenzamos a jugar a quitarnos los zapatos.
Cincuenta años de amistad, nunca perdimos el contacto el uno del otro, pese a los cambios de colegio, de barrio, de lugares o de tantos rincones de esta tierra. Hemos compartido buenos y malos momentos, pero los buenos aunque hayan tenido ese aire de alguna angustia, han superado todo lo demás, pero jamás hemos perdido el seguir siendo amigos.
Hemos estado juntos en bailes, en fiestas, en la feria, en la playa, en las verbenas de todos los tiempos, donde fuimos cultivando nuestro mejor arraigo cuando nos consolidamos, que ya veíamos el camino porque ya éramos hombres, y por supuesto no podemos olvidar esas tardes y noches de fútbol viendo al Ceuta, siendo el césped del Murube, testigo de esa carcajada mundial a pie de campo, donde todavía nos duelen las costillas de la risa, risa que compartimos con nuestros hijos y yo hasta con mi nieto.
Gracias Jesús por ser mi fuente de inspiración desde hace mas de treinta años, cuando comenzabas a prepararte, y te vi hecho un atleta de la mano de Alfonso, inspiración que me hizo fijarme en cómo tenías esa motivación para entrenar y esa fuerza, cómo no, me abrió la puerta de los Delfines.
“Gracias Isa por cuidar de mi amigo, mi amigo Jesús que solo con mirarnos sabemos como estamos”
Con el recuerdo de dos bellísimas personas representadas hoy en tus tres hijos, hoy nos miran desde el cielo, tus padres, Mariluz y Jesús, hoy traigo el recuerdo de tu barrio.
Jesús, quién lo diría que siempre que has bebido los vientos de la avenida Doctor Marañón, con esas bajadas y subidas camino del Colegio Juan XXIII, así como las verbenas de Santiago Apóstol, ha llegado el embrujo almadrabero, desde la piedra del Pineo y la orilla de la playiya, al amparo de la Virgen del Carmen, y te tenía guardada el amor en una caracola como dijo un poeta, amores que son testigo de orilla a orilla.
Gracias Isa por cuidar de mi amigo, mi amigo Jesús que solo con mirarnos sabemos como estamos, si vamos de guasa, de risa, de enfado o de preocupaciones, pero es que cincuenta años no caben en un folio. Isa te entrega su amor, Isa que tiene sangre legionaria en sus venas, Isa con ese arte y ese duende de los pulpos, Isa empapada de su sacrificio y abnegación con su trabajo, donde a todo el que lo necesita se le tiende una mano.
Hoy se une contigo, querido Jesús, los dos cogidos de la mano.