Cien años dan para mucho y más cuando es vivir una vida. Ese es el caso de Isabel Hernández y Encarnación Álvarez, de 98 y 103 años, respectivamente. Mujeres que han visto pasar por delante de sus ojos dos guerras, la posguerra, el hambre, la dictadura, la democracia y hasta una pandemia como la del Covid-19 en Ceuta.
FaroTV ha tenido el placer de compartir una charla con ellas para conocer más de cerca sus historias.
Isabel y Encarnación son muy diferentes pero con muchas partes comunes.
Ambas llegaron a Ceuta desde el otro lado del Estrecho. Isabel nació en Marbella en octubre de 1925, mientras que Encarna, como la conoce todo el mundo, nació en enero del 21 en una pedanía de Ronda.
Tal y como recuerda Isabel, en su infancia tuvo momentos buenos y malos. “Faltó mi madre que era lo principal, dejó seis hijos y nos criaba mi abuela sin recursos ni nada y conforme nos fuimos haciendo mayores, empezamos a trabajar. Yo siempre estaba trabajando en las casas y fue una señora de Ceuta, buscando, y dije me voy a ir y me vine. Aquí me quedé y aquí estoy”.
Isabel: "Antes los veía más amigos, más leales, pero hoy no, hay más maldad"
Aquí conoció al que fuera su marido, un militar con el que tuvo dos hijos, todos fallecidos ya. “Me he quedado solita y por eso no me quiero ir de Ceuta, porque ellos están aquí también”, confiesa.
“El mayor era más loquillo, más callejero, y el chico era una eminencia. Yo misma me digo que no era para mí, era para Dios”, recuerda a sus vástagos.
Por su parte, Encarna llegó en plena Guerra Civil, “maldito glorioso movimiento, fue lo más doloroso que yo he visto en mi vida porque una guerra entre hermanos es una deshonra. Nos desacreditó a todos los españoles. Yo nunca me puse ni camisa azul ni roja, porque yo soy apolítica. Si veo que tú eres comunista y haces una cosa buena, yo la alabo” y viceversa.
Echando la vista atrás, Isabel y Encarna coinciden en lo mucho que ha cambiado la forma de vivir con el paso del tiempo, “unas cosas buenas y otras malas”, tal y como expresa Encarna.
“Los adelantos nos están sacando tantas cosas malas... Antes la gente salía a la calle y te la encontrabas durmiendo en la calle y las puertas abiertas, tú eso no lo puedes hacer hoy, era una libertad distinta. Hoy presumen mucho de clase, pero la educación está escasa porque hay mucha gente que no respeta a la otra parte y no se debe permitir”, añade Álvarez.
Encarna: "Hoy la gente presume mucho de clase, pero la educación está escasa"
Algo que también afirma Isabel Hernández, quien considera que “la vida ha cambiado mucho, era de otra manera, no como ahora”.
En ese sentido, cuenta que “éramos niñas, jóvenes pero éramos muy respetadas. A lo mejor yo vivía lejos y cualquier muchacho que había nos acompañaba a casa como una hermana. En fin, otra cosa, muy bonita la diferencia. Yo antes los veía más amigos, más leales con nosotras, pero hoy no, hay más maldad”.
Sobre Ceuta, “la veo mucho mejor, más bonita. Cuando vine aquí nada más que había militares y cuartales. Había muchas barracas y mucho pobreterío. Ha cambiado mucho, ahora me gusta más”, manifiesta Hernández.
Otra similitud entre las vidas de estas mujeres es que las dos se consideran adelantadas a la época que les tocó vivir.
Encarna asegura que “yo sí creo que fui una mujer muy adelantada. Ya te digo, de ponerme unas medias de color naranja en aquellos años y levantarme la falta y ponérmela corta. Eso era un escándalo, pero las niñas de aquella época me vieron las faldas y se volvieron locas. Ese fue mi tiempo y lo recuerdo con cariño, no lo recuerdo con vergüenza”.
Algo similar rememora Isabel Hernández de su juventud. “Yo he sido una persona muy alegre y divertida, una persona de la calle, me ha gustado mucho la guasa, pero ya han pasado los años”.
Hablando de la juventud, estas dos mujeres, con toda la experiencia a sus espaldas, no han querido perder la oportunidad de dirigirse a los jóvenes de hoy en día para ser mejores personas y disfrutar de la vida.
“Que se porten bien y sean trabajadores y que si tienen mujeres o novias las cuiden, que hoy no duran nada los matrimonios. Hoy se aprovechan mucho de las chicas y antes no. Les diría que fueran más formales y fueran más a la verdad, como fuimos nosotras”, es el mensaje de Isabel Hernández viendo la vida desde sus casi 99 años.
Mientras tanto, Encarnación Álvarez, que ya va a cumplir los 103, pediría que “fueran más humanos, que no se pelearan por cualquier cosa, que no maltrataran a nadie y que lo que a él no le gustaría que le hicieran, no se lo hagan a nadie”.
A su vez, a ella misma, mirando atrás, se dice que “aprendería muchas cosas que no sé. Eso sí. He perdido mucho tiempo”.
Para terminar, Isabel cree que el secreto para haber llegado tan bien a esta edad está en su forma de ser. “Dicen que es mi genio, mi manera de ser. Yo digo que voy a llegar a los 100 años y voy a pasarlos. Dicen que es mi manera de ser, mi manera de vivir”, lo que le ha permitido llegar hasta aquí con todo lo que ha vivido.
Encarnación Álvarez e Isabel Hernández son dos ejemplos de mujeres fuertes, valientes y con una gran historia detrás.
Cien años dan para mucho y ellas tienen mucho que contar y, seguro, que también por seguir sumando a su memoria.
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