Tras las últimas lluvias se perdió la mitad del pabellón de las Heras, la infraestructura que, por su condición de protegida, se salvó del derribo en tiempos de Fernández Chacón como delegado del Gobierno. Desde ese momento y ante el peligro para los viandantes, se valló el exterior y se sacrificó la acera colindante para evitar accidentes. Así lleva más de un mes, provocando una inseguridad paralela cada vez que caminantes o usuarios de esta zona tienen que pasar y se ven obligados a ocupar carretera. Es el riesgo de vivir en una ciudad en donde las cosas se arreglan así: con decisiones incongruentes que siendo meros parches terminan haciéndose atemporales.
La parte del pabellón salvada por su protección se ha dejado perder poco a poco sin que nadie se haga responsable de tal degradación. Moralmente lo son todos, porque con su incapacidad manifiesta han permitido el final que siempre se esperó y ‘se provocó’ de esta infraestructura, ante el desprecio más absoluto que existe por nuestro patrimonio cultural y su cuidado. La Ciudad no hizo sus deberes aun siendo consciente de lo que pasaba, tampoco lo ha hecho el Estado después de que le ‘endosaran’ la responsabilidad sobre el mismo. El futuro pasará por su derribo -digamos natural- o provocado, alzándose la voz de los de siempre contra las barbaridades y dejaciones de quienes están obligados a ejercer un control que obvian.
Tendremos Comandancia de la Guardia Civil. Algún día, sí. Y la protección que se le debió dar a lo que formaba parte de nuestro patrimonio solo quedará en unas cuantas crónicas que consultar en hemeroteca.
Ahora toca esperar a ver quién es el guapo que da la estocada, mientras se incurre en el riesgo permitido de tener cortada toda una acera con la cinta de la Guardia Civil y el cartelito que advierte de un peligro sin fecha de caducidad. ¿Se imaginan, ustedes ciudadanos, que se atrevieran a cortar una carretera así?, ¿se imaginan que a alguien le diera por abortar un punto de tránsito? Ya estarían denunciados. Pero la administración puede hacer lo que le venga en gana, desde no cumplir con sus funciones hasta cometer tropelías sin que el ciudadano tenga siquiera opción a protesta más de allá de una queja social.
Todo lo que se ha hecho en torno a este solar ha sido un disparate. Quedará para la memoria la falta de responsabilidad y criterio. El mismo, desgraciadamente, que se extiende en otros puntos olvidados con premeditación y alevosía.
El pabellon lo pueden habilitar para otra explanada rezos y la fiesta del borrego , o si no para acoger a los pobres marroquis .no esta mal ???