La siguiente historia tiene como protagonistas a un gusano, un escarabajo y un cirujano, todos unidos por una planta común, la palmera, objeto del deseo de los tres actores mencionados. El proceso es el siguiente: el cirujano, especializado en palmeras, posee un bisturí figurado con el que aplica el gusano, un nematodo, al interior del árbol. Éste desplaza a las larvas del escarabajo, el rojo picudo, que pueden acabar devorando el palmito de la palmera hasta consumirla. Y luego matarla.
Pedro Barrera es técnico en gestión de recursos naturales, aunque vulgarmente son conocidos como cirujano de palmeras. Lleva en Ceuta tres meses y su cometido consiste en cuidar el estado de salud de estos árboles. “El mítico palmeral de Elche estuvo a punto de desaparecer. Ahora está más controlado. Como en Ceuta. Se ha intervenido de modo precoz”, explica Barrera con términos médicos.
La población de palmeras ceutíes ronda los 3.000 ejemplares. En dos años, desde que se detectó la plaga de escarabajos en la ciudad, se ha procedido a la tala de una centena de ejemplares. Lo contrario hubiera sido dejar esperar a que la palmera, recomida en su médula espinal, se hubiera secado y caído a causa de una simple brizna de aire. “Además de la poda, existen dos tipos de tratamientos para evitar la muerte de la palmera: Por un lado, los insecticidas. Por otro, la aplicación de los nematodos”.
La semana pasada, el cirujano Barrera estuvo curando los ejemplares de la barriada Postigo, justo en el lugar donde curiosamente se detectaron los primeros enfermos en Ceuta. “Hacemos un recorrido de este a oeste. Tenemos previsto concluir en San Amaro”.
La entrada del verano es el periodo idóneo para el tratamiento, sea en forma de poda o de bisturíes. “Ahora mismo, los escarabajos se encuentran en su fase de vuelo. Acaba de ser el fin de la metamorfosis y comienza el apareamiento cuando sube la temperatura. El proceso larvario va de junio a octubre. Acuden al olor de la palmera recién podada. La poda por tanto se recomienda en invierno”.
Es por eso por lo que en la actualidad, para evitar el palmericidio, el cirujano ha de administrar el tratamiento más acorde a las necesidades. “Los nematodos llegan donde no alcanza el insecticida. Es un tipo de gusano, por llamarlo de algún modo, que busca activamente a las larvas. Huye de la luz y se instala en las galerías realizadas por las larvas del escarabajo. El gusano se reproduce y desplaza así a los escarabajos”, señala el cirujano Barrera.
El picudo rojo es un escarabajo procedente de Egipto. La invasión de especies no autóctonas ha ocurrido siempre, pero se acentúa en estos tiempos de vuelos baratos y turistas poco responsables, alterando el curso habitual del ecosistema. “La primera detección en España del escarabajo fue en Málaga, en 1995. Desde que se introduce la larva en la palmera hasta su muerte transcurren 6 ó 7 meses. Buscan el palmito, que es comestible. ¿Tú no lo has probado nunca?”. Un gran degustador, además de cirujano preciso.