¿Quién asesora a Carracao?

El famoso informe que estos días está en boca de la mayor parte de los políticos tiene una segunda parte que fue la que utilizó ayer Carracao para anunciarnos la apocalipsis institucional. En el texto del informe se deja por escrito que la amortización de la maquinaria de Urbaser debía haberse contabilizado en el capítulo seis de los presupuestos, el de inversiones y no en el dos que es el de gasto corriente. A partir de ahí caían en cascada una serie de consecuencias en boca de Carracao como la posible nulidad del presupuesto, la reforma del Plan de Estabilidad y Ajuste y hasta, según él, se vería afectado el Plan de Pago a Proveedores e incluso el Estado podría llegar a intervenir a la Ciudad Autónoma de Ceuta. El apocalipsis, lo dicho.
Pues bien, como reconozco que todas estas consecuencias eran demasiadas para mis cortas entendederas económicas, aproveché la mañana para consultar con algunos economistas. Y la verdad es que me quedé de piedra con algunas consideraciones que me hicieron llegar y explicar. Confío en que sea capaz de transmitirlas en condiciones.
Varios economistas se llevan las manos a la cabeza cuando se escribe en un informe que la maquinaria se debería haber contabilizado en el capítulo de Inversiones y no en gasto corriente. La primera pregunta que se hacen es ¿durante todos esos años de quien era la maquinaria? La respuesta es bien fácil: de Urbaser y lo que hacía la Ciudad era abonar un canon por la misma. No es hasta el final del contrato cuando pasa a pertenecer a la Ciudad y a su patrimonio. Por tanto, cómo se va a contabilizar en el capítulo de inversiones, el sexto. Es inconcebible. Como si la Ciudad también estuviera obligada a contabilizar como patrimonio suyo.
Desde luego, desmontada con claridad la mayor, lo demás cae ya por su propio peso. Pero vamos. Vayamos a la propia nulidad del presupuesto. Durante años, según Carracao, se ha podido estar cometiendo este dislate. Pues bien, no olvidemos que son los técnicos de la Ciudad quienes redactan e informan los presupuestos. Del interventor hacia abajo, nunca han advertido de ninguna de estas posibles irregularidades. Y por supuesto, todos ellos no van a ser sospechosos de estar en la espiral de connivencia con el Gobierno y con la empresa de limpieza. Esa acusación, de momento, nada más que se ha dejado, por parte del líder de los socialistas ceutíes, para el ejecutivo y quien hasta hace poco limpiaba las calles ceutíes.
Estos mismos economistas recurren a afirmar que estamos hablando de un contrato que está vencido y que por tanto se está liquidando, de ahí que no entiendan las consecuencias que el mismo tiene en las cuentas actuales de la Ciudad Autónoma. ¿Y qué tiene que ver el Plan de Estabilidad y de Ajuste? No olvidemos que el mismo no deja de ser una proyección sobre las previsiones de gastos y las previsiones de ingresos que tendrá la Ciudad Autónoma a lo largo de cada uno de los años de vigencia del mismo, es decir, diez.
Que alguien explique esta relación con los famosos doce millones y medio. Porque por la misma regla de tres, también estamos autorizados a mezclar con estos doce millones y medio las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional sobre las previsiones económicas de nuestro país para el presente año o las obligaciones impuestas por la troika a Chipre para salir de su atolladero económico.  
Pero la mayor de las mayores es esa intervención del Estado. Vamos, que Montoro deje ahora de cumplir con sus obligaciones con la Unión Europea, que le traen de cabeza desde hace año y medio, que se olvide de la reforma de la Administración local y que vuelva su vista hacia Ceuta. Me volví a acordar de una frase de Carreira el pasado miércoles en la rueda de prensa sobre los delirios. ¿Está consultando Carracao con su asesor económico del partido, José María Más, todo lo que nos cuenta por capítulos o lo ha cambiado por otro? Porque eso es lo que parece.
Carracao se ha buscado unos compañeros de viaje que no le están explicando bien el fondo. Esto es algo más largo que las dos clases de Economía que Jordi Sevilla le iba a dar a Rodríguez Zapatero en su día. Punto y final, o aparte.