Un santuario es un lugar donde individuos que han tenido la mala fortuna de ser utilizados, pueden recuperar sus vidas y disfrutar en un ambiente favorable, creado para ellos. En España, existen 4 grandes santuarios, destinados a rehabilitar y acoger a los mal llamados “animales de granja”. Animales considerados productos por la industria, que recuperan su individualidad en estos paraísos terrenales donde se les tratan con amor y respeto. Lugares donde van a vivir toda la vida, lejos de las granjas, mataderos y otros lugares de abuso a los que estaban condenados antes incluso de nacer, pero que gracias a los santuarios no volverán pisar y sufrir. Por ejemplo: Ruth y Manuel, son dos toros de lidia que estaban destinados a morir en espectáculos taurinos pero que una vez rescatados, viven pacifica y felizmente en el santuario “Wing of Heart”, desmontando así la falsa idea de que el toro es un animal fiero y agresivo, algo que los taurinos pretenden hacer creer para esconder lo que ya saben, que si tratas con respeto a un toro, este te responderá de igual modo.
La amistad de Brisa y Ralphy, habitantes del “Santuario Gaia” son el claro ejemplo de que la especie no importa cuando una oveja y un cerdo deciden encontrarse. O como Clara, una vaca explotada por la industria ganadera, puede pasar de la esclavitud a la libertad en el “hogar de Luci”. Casos sorprendentes como la historia de Fortunato, un gallo víctima del consumo de huevos, que se libró de morir triturado como sus hermanos machos, porque el empleado sexador lo confundió con una hembra, y no fue descubierto por los granjeros, como les pasó a otros machos, porque permaneció en silencio sin cantar hasta que “Feeling Free” se cruzó en su vida para rescatarlo. En los santuarios, los animales pueden desarrollarse libremente y los seres humanos que lo hacen posible, son conscientes de la riqueza emocional de sus habitantes. Existen millones de individuos que no conocemos pero cuyas vidas dependen de nosotros, con los que tratamos diariamente convertidos en productos. Gracias a estos santuarios podemos empezar a ponerles rostro y emociones, porque su función, además de salvar a individuos concretos y devolverles la vida que el especismo les arrebató, es hacer desaparecer los prejuicios que giran en torno a algunos animales. Porque si las perreras suponen el infierno para perros y gatos; las granjas, mataderos y demás lugares de explotación, son la pesadilla de vacas, cerdos, pavos, pollos, corderos y demás individuos que al igual que los primeros, merecen vivir sus propias vidas sin ser dañados. Gracias al trabajo de los santuarios, algunos de ellos lo consiguen actualmente y muchos, lo conseguirán en un futuro.